Tras la rebelión del Grupo paramilitar Wagner, en Rusia, que inició el pasado viernes y terminó el 24 de junio, a menos de 48 horas de haber empezado, la gente en Moscú habla sobre lo que sucedió; frustración y ansiedad, son un sentimiento común entre los rusos.
La rebelión que no fue
Todo inició cuando Yevgueni Prigozhin, el jefe del grupo paramilitar Wagner, advirtió el pasado viernes que contaba con 25.000 efectivos decididos a llegar “hasta el final” y “destruir todo lo que se interponga” en su camino.
El jefe de Wagner afirmó que sus hombres habían sido bombardeados por el Ejército ruso, cerca de la línea de frente con Ucrania y acusó al ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, de haber ordenado esos ataques.
Unas acusaciones que “no se corresponden con la realidad y son una provocación”, replicó el Ministerio de Defensa.
“Estamos muriendo por el pueblo ruso, que debe ser liberado de quienes bombardean a la población civil”, afirmó, en referencia al destacado papel de los mercenarios en importantes batallas en Ucrania.
“Hay que poner freno a quienes tienen responsabilidad militar en el país”, insistió el jefe paramilitar, llamando a los rusos a unirse a sus tropas y a no oponer resistencia.
El fin de la amenaza
La amenaza estuvo vigente entre el viernes 23 y el sábado 24 de junio. Prigozhin apareció en un video amenazante asegurando que tenía las capacidades, con más de 25.000 hombres a su cargo, de cambiar el poder en el Kremlin y llegó a tomarse una región como Rostov.
Finalmente, la amenaza fue neutralizada gracias a la intervención de Alexander Lukashenko, el presidente del país aliado más importante para Rusia, Bielorrusia. Lukashenko negoció con Prigozhin, hasta que aceptara no proseguir a Moscú y retirarse, sin ser procesado legalmente en Rusia por el intento de golpe de Estado.
Lo que dicen en Rusia
De acuerdo con el diario ruso de habla inglesa The Moskow Times, la gente en Rusia ha hablado sobre los hechos con una mezcla de frustración y ansiedad, muchos diciendo que estaban “decepcionados” porque el jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin, hubiera cancelado su marcha hacia Moscú.
“Estaba jodidamente sorprendida”, explicó una joven de Moscú, de unos 20 años, a un reportero del Moscow Times en las calles de la ciudad este lunes. La mujer se refiere al momento en que se enteró de que los miembros del Grupo Wagner habían tomado el control de un centro de mando militar en el sur, en la ciudad de Rostov-on-Don, antes de dirigirse a Moscú.
La joven explica que tras enterarse de eso, se decepcionó al saber que no continuarían adelante: “Para ser honesta, me decepcionó cuando se dieron la vuelta”, agregó.
Otra mujer consultada en la capital rusa por el mismo diario, dijo que aunque no quería que las tropas de Prigozhin entraran en Moscú, esperaba que sucediera “algo”.
Conocen a Wagner
Mucha gente en Rusia, especialmente la gente más joven, que solamente ha visto a Putin gobernando, parte del principio de que Vladimir Putin, quien lleva 23 años en el poder de forma casi ininterrumpida, es una un inamovible en el país y con base en ese principio, muchos manifestaron la expectativa ante la posibilidad de un cambio en cualquier dirección.
“Todos entienden que Prigozhin es una mierda, pero por primera vez en mi vida experimenté un cambio emocional: estuve en una tensión increíble todo el día y luego no pasó nada. Incluso comencé a enojarme, ¿por qué se dio la vuelta?” dijo una mujer, quien pidió permanecer en el anonimato para poder hablar libremente con el diario, y agregó: “La gente estaba esperando algunos cambios como un golpe militar o una represión masiva”, agregó.
El grupo Wagner llegó a recibir una ovación en algunos sectores de la ciudad de Rostov, en donde logró una toma temporal, sin enfrentarse al ejército ruso.