En cuatro días los brasileños tienen una cita definitiva en las urnas para poner fin a meses de polarización y decidir quién será el próximo presidente. Sin embargo, las campañas políticas han generado en algunos ciudadanos un sentir de molestia y “cansancio” por lo que esperan que el proceso termine cuanto antes.

Las últimas semanas han continuado cargadas de acusaciones mutuas (incluidas en los debates), en el marco de un “duelo” entre Bolsonaro y Lula da Silva que pareciera no acabar. La pelea por cada voto y las estrategias para ganar el respaldo de los indecisos marcan el panorama en el gigante suramericano.

La “apretada” carrera para que convencer a quienes aún tienen en duda su apoyo (1 %) o aquellos se inclinan por un voto nulo o en blanco (4 %) ha exacerbado los ánimos para ciudadanos como Marcelo Brandão quien dijo a AFP que se estaba “enfermando porque hay mucho desencuentro”. Las redes sociales y medios de comunicación tradicionales han avivado esa sensación.

Para él, cuya vida la dedica como recepcionista bancario, hay una campaña “sobrecargada” de “fake news” y “pullas” entre los dos aspirantes a ocupar el Palacio de Planalto. “Estoy viviendo eso 24 horas y es horrible” cuenta durante su hora de descanso en un centro comercial de Brasilia (la capital).

“Me siento exhausto”

“Me siento exhausto, estoy harto”, es lo que ha despertado el panorama electoral en José Guilherme Araújo, un abogado que también fue alcanzado por la “bomba” de proselitismo y para el que ninguno de los dos candidatos lo representa. “Solo se habla de elección en los principales canales de televisión, es horrible. Procuro ver canales cerrados (por cable) para huir del asunto”.

Para varios brasileños, la disputa del actual mandatario contra quien gobernó el país entre 2003 y 2010 empezó mucho antes de que se oficializaron las candidaturas. Esta empezó a “tomar forma” una vez se anularon las condenas por corrupción contra Lula da Silva (tras presunta parcialidad del juez). Desde ese momento, su apellido empezó a escucharse como el contrincante casi seguro de Bolsonaro.

En São Paulo, Alexia Ebert, una joven de 22 años, asegura haber silenciado el grupo de WhatsApp del condominio en el que vive al estar saturada no solo por información política sino también desinformación. “No aguantaba más”, comenta.

En cuenta regresiva

Otros ciudadanos como Aline Tescer reclaman que el debate estuvo marcado por una ausencia de propuestas y más por tono de rivalidad. “Me veo igual que en la pasada elección: son siempre las mismas cosas, las mismas acusaciones y me siento sin opción de voto”. Por su parte, la comerciante, Luciene Soares, afirma estar “decepcionada” por el “irrespeto”, un sentimiento compartido por su círculo más cercano.

“Prefiero no decir por quién voto porque uno tiene miedo de las reacciones de las personas. No hablo sobre política porque genera problemas” y agrega: “Entre nuestros amigos y nuestra familia decimos: ‘¡Dios! Ojalá que se acabe ya’”.

¿Quién lidera la contienda electoral?

Luiz Inácio Lula da Silva cuenta con el 52 % de los votos válidos de cara al balotaje de este domingo (30 de octubre); mientras que su rival, Jair Bolsonaro, registra 48 %, según una encuesta divulgada por el instituto Datafolha.

En cuanto al sector evangélico, en su mayoría está a favor del actual jefe de Estado (en 66 %), lo que ha supuesto uno de los tropiezos para el exmandatario quien con 28 % de apoyo en ese segmento ha reconocido la desventaja.

En ese sentido, empezó a enfocar parte de su estrategia en reducir esa diferencia. Alrededor del 32 % de los electores se declaran evangélicos.

*Con información de AFP y Europa Press.