Un médico británico admitió este lunes 7 de octubre que intentó asesinar a la pareja de su madre, quien se interponía entre él y su posible herencia, inyectándole al hombre un veneno disfrazado de vacuna contra el coronavirus.
Los fiscales indicaron que Thomas Kwan fingió ser un enfermero comunitario que administraba vacunas de refuerzo e inyectó a Patrick O’Hara una sustancia tóxica, probablemente un pesticida. O’Hara, de 72 años, desarrolló una rara enfermedad que destruye los tejidos y terminó en cuidados intensivos.
Kwan, de 53 años, inicialmente negó el intento de asesinato, pero cambió su declaración de culpabilidad después que los fiscales expusieron su caso en el Tribunal de la Corona de Newcastle, en el noreste de Inglaterra.
El fiscal Thomas Makepeace dijo a la corte que Kwan era un médico familiar “respetado y experimentado” en Sunderland, a unos 24 kilómetros (15 millas) de Newcastle. El fiscal agregó que Kwan usó su “conocimiento enciclopédico” de venenos en su complot para matar a O’Hara, quien era “un impedimento potencial para que el señor Kwan recibiera la herencia de su madre después de su muerte”.
Makepeace dijo que Kwan falsificó documentación, usó un vehículo con matrículas falsas y se disfrazó con ropa protectora de pies a cabeza, gafas polarizadas y una mascarilla quirúrgica para visitar la casa en Newcastle donde O’Hara vivía con la madre de Kwan, Jenny Leung, en enero.
Al día siguiente, dolorido y con un brazo con ampollas, O’Hara fue a un hospital, donde le diagnosticaron fascitis necrotizante. Le amputaron parte del brazo para evitar que se extendiera, y O’Hara pasó varias semanas en cuidados intensivos.
Kwan fue identificado con la ayuda de las imágenes de las cámaras de vigilancia. La policía que registró su casa encontró varios productos químicos, incluidos arsénico y mercurio líquido, así como semillas de ricino que se pueden usar para fabricar ricina, un tóxico.
La policía no ha podido confirmar qué sustancia se utilizó.
Christopher Atkinson, del Servicio de Fiscalía de la Corona, dijo que Kwan se negaba a identificar el veneno, “permitiendo que la salud de la víctima se deteriorara aún más”.
“Aunque el atentado contra la vida de su víctima afortunadamente no tuvo éxito, los efectos fueron catastróficos”, subrayó.
Ahora, Kwan será sentenciado en fecha posterior.
Cuidador mató a cuatro ancianos porque “estaban sufriendo mucho”
Mario Eutizia, un hombre de 48 años que trabaja como cuidador de personas mayores, fue detenido en Caserta, a las afueras de Nápoles, tras confesar que ha matado a cuatro personas mayores en los diez últimos años porque “estaban sufriendo mucho”.
Las autoridades confirmaron ya la muerte de dos de las personas a las que cuidaba, fallecidas en los últimos meses --Luigi Di Marzo, de 89 años y Gerardo Chintemi, de 96 años--, pero resta identificar a los otros dos muertos, que habrían fallecido hace ya diez años y cuyos nombres no ha podido facilitar el detenido porque no los recuerda.
Ambos padecían cáncer y padecían demencia senil. Las muertes se consideraron compatibles con sus precarias condiciones de salud, dada su edad, y no se planteó la hipótesis de que pudieran haber sido asesinados.
A los cuatro les administró dosis letales de medicamentos supuestamente para poner fin a su sufrimiento, según recoge el diario italiano Il Corriere della Sera. La Fiscalía de Santa María Capua Vetere investiga ya a otros treinta ancianos a los que cuidó Eutizia para identificar posibles casos adicionales.
El hombre explicó que los había matado con dosis excesivas de medicamentos antitumorales, sedantes y analgésicos y que lo había hecho por lástima, porque eran pacientes terminales de cáncer.
En el caso de las dos primeras muertes confesadas sin datos, Eutizia asegura que los nombres estaban apuntados en el teléfono móvil que le robaron cuando dormía en un banco.
*Con información de AP y Europa Press.