Michael Scott Doran, analista estadounidense de política internacional, publicó en su cuenta de Twitter un video en el que se ve a un niño corriendo, desbordado de alegría, para recibir a su papá que llega de trabajar. El padre, un médico que todavía trae puesto su traje de cirugía y tapabocas, detiene al niño y le dice que no, luego se agacha y rompe en llanto mientras su hijo lo mira fijamente y manteniendo la distancia sin entender que su padre solo quiere protegerlo de un posible contagio de coronavirus.

Este es tan solo un caso que ilustra la realidad que viven los profesionales de la salud en todo el mundo por estos días. Largas jornadas de trabajo y no poder abrazar a sus familias hacen parte de su itinerario. En esta pandemia, los médicos se han convertido en los héroes del mundo. Luchan día a día con el virus al que el presidente francés Emmanuel Macron describe como una “guerra sanitaria” con un enemigo “invisible y escurridizo”.

Desde que comenzó la epidemia de covid-19 en Wuhan, China, en diciembre pasado, los médicos y enfermeras han tenido que trabajar sin descanso, en medio de condiciones adversas, incluso, arriesgando sus vidas y las de sus seres queridos.