Cuando la semana pasada, el diario The Guardian reveló un adelanto del explosivo libro de Melania Trump, creció la expectativa del impacto que el texto de 256 páginas tendría sobre la campaña electoral de los Estados Unidos. La ex primera dama, una de las mujeres más discretas del mundo, mostró de frente que estaba en contra de una de las banderas de la campaña de su marido: el derecho de las mujeres a abortar libremente.
“¿Por qué alguien que no sea la propia mujer debe tener el poder de determinar lo que hace con su cuerpo? El derecho fundamental de la mujer a la libertad individual le otorga la autoridad para interrumpir su embarazo si lo desea”, escribió con firmeza.
En el libro, llamado Memorias, Melania rompe su hermetismo de años y cuenta muchas cosas que nunca había tocado en público: su novela de amor con el magnate, su matrimonio en el año 2005 tras emigrar de Eslovenia, su vida como mamá, las críticas que tiene hacia el Servicio Secreto y los resultados de las elecciones de 2020.
En lo político, a su esposo lo describe como un excelente gobernante. “Bajo el gobierno de Trump, Estados Unidos prosperó y no hubo ninguna guerra”, asegura. Y sin referirse a sus problemas judiciales, deja claro que ella está de su lado en ese frente. “Al día de hoy, muchos estadounidenses siguen teniendo dudas sobre las pasadas elecciones, no soy la única persona que cuestiona esos resultados”, sostiene.
Pero quizás lo más interesante es lo que cuenta de su vida personal y de sus más grandes dolores. Melania explica por qué nunca se supo de ninguna controversia entre ella y su esposo. “Los desacuerdos políticos ocasionales entre mi marido y yo son parte de nuestra relación, pero yo creía que era mejor abordarlos en privado”, dijo al referirse a su desacuerdo con algunos temas de la política migratoria.
La ex primera dama también defendió sus poses nudistas en Eslovenia y aseguró que “la forma femenina alguna vez fue venerada y honrada en la cultura occidental. La desnudez era un medio a través del cual la humanidad era elevada y celebrada”. La exmodelo defendió su carrera y la consideró esencial para lo que ha vivido en el poder.
“Todo el mundo te juzga, te mira de una determinada manera, así que también puede ser un mundo mezquino. Nada me preparó más para este mundo que la moda”, dice en su libro. Sobre su origen, negó que su papá fuera comunista, pero confirmó que ella comenzó su carrera como modelo a los 6 años.
Hay también un episodio al que ella se refiere como un dolor “devastador”: el enorme bullying que vivió su hijo Barron después de que la comediante Rosie O’Donnell dijera que sufría de autismo. “La experiencia de Barron de ser intimidado tanto en línea como en la vida real después de ese incidente es una clara indicación del daño irreparable causado… Ninguna disculpa puede deshacer el daño que se le ha infligido”, narró en su libro.
“No hay nada vergonzoso en el autismo, pero Barron no es autista”, remató. De igual manera, contó que esa experiencia la marcó para siempre. “Estaba horrorizada por tal crueldad”, aseguró. Y dijo que fue por eso que decidió enfocar en esa causa su trabajo en la Casa Blanca. Fue así como lanzó la iniciativa Be Best para proteger a los niños y niñas de la violencia digital.
Sus reflexiones sobre la maternidad también revelan las discusiones hogareñas que vivían con el magnate. “Siempre me pareció bien tener un hijo, Donald me animaba a tener más. Yo le dije que estaba completamente bien con uno porque es una vida muy demandante, y sé lo ocupado que está. Yo estoy a cargo de todo. Así está perfecto”, concluyó sobre este debate. Si su esposo gana las elecciones en noviembre, la segunda parte de sus memorias será aún más esperado.