Ser presidente de Estados Unidos se ha convertido en un deporte de multimillonarios. En 2016, el magnate Donald Trump sorprendió con su candidatura y posteriormente con su victoria. Muy por encima de la fortuna de Trump, estimada en 3.100 millones de dólares, uno de los aspirantes por el Partido Demócrata quiere llegar a la Casa Blanca por una vía parecida. Su músculo financiero hace palidecer el de Trump. Con casi 62.000 millones de dólares, Michael Bloomberg, de 78 años, es el noveno hombre más rico del mundo y el nuevo contendor del partido del burrito. El dueño del imperio financiero y de medios Bloomberg LP ha invertido hasta ahora más de 300 millones de dólares en publicidad para su campaña, mientras sus contendores deben luchar por conseguir una fracción mínima de esa suma por medio de donaciones. Esta ‘autofinanciación’, por lo demás perfectamente legal en Estados Unidos, ha recibido fuertes críticas de sus colegas demócratas, quienes lo acusan de querer ‘comprar’ la presidencia. Y después de su flojo debut en el noveno debate demócrata, todo indicaría que solo por ese medio podría ganar el derecho a vivir en la Casa Blanca los próximos cuatro años. De hacerlo, confirmaría la deriva de Estados Unidos hacia una plutocracia, el gobierno de los ricos.
Lento, pero seguro A partir del 3 de febrero, con el caucus de Iowa, empezó formalmente la carrera para los demócratas, excepto para Bloomberg. El multimillonario, exalcalde de Nueva York, tomó las cosas con un poco más de calma, y decidió lanzarse al agua hasta el 3 de marzo, en el famoso Super Martes. Este día 14 estados celebrarán sus primarias, con 1.375 delegados en juego. Consecuente con esa decisión, Bloomberg también se tomó su tiempo para participar en un debate. Gracias a las últimas encuestas que posicionaron al multimillonario en segundo lugar, su partido decidió abrirle campo en el noveno debate demócrata que se llevó a cabo en Las Vegas, tres días antes de las elecciones primarias de Nevada, en las que tampoco participará.
Los cinco candidatos atacaron al magnate, quien no salió bien librado. Con sus respuestas nerviosas y titubeantes, Bloomberg no logró venderse bien en Las Vegas. Pero el debate evidenció la ventaja discursiva que le llevan los demás candidatos. Hasta ahora, Bloomberg ha recostado su impresionante maquinaria publicitaria en anunciarse como el único demócrata capaz de derrotar a Trump. Con cada anuncio, el multimillonario despotrica contra el presidente y describe cómo sus políticas han afectado al país. En todo caso, su desempeño en el debate de Las Vegas puso a muchos votantes a pensar si solo su dinero lo ha llevado a esas instancias. Un pasado turbulento En el debate de Las Vegas, sus rivales aprovecharon para sacarle los trapitos al sol. El multimillonario tiene un perfil bastante peculiar. En su carrera ha aplicado algunas políticas autoritarias, además de haber militado en varios partidos. Fue independiente, republicano y ahora demócrata, por lo que varios están muy escépticos frente a su lealtad al partido. En particular los demás aspirantes demócratas señalan que cuando gobernó a Nueva York puso en marcha una política denominada ‘stop and frisk’, que en español sería “detener y requisar”, que, como su nombre lo indica, daba vía libre a la Policía para señalar personas ‘sospechosas’ en las calles, con el fin de encontrar delincuentes y llevarlos a la cárcel. La política, considerada agresiva y xenófoba, abrió las puertas para que las autoridades intimidaran y agredieran a quienes ellos consideraban, solo por su apariencia, peligrosos, es decir, a los negros y los latinos. Bloomberg la defendió hasta hace tres años, pero en el marco de la campaña se ha disculpado reiteradamente, aunque sus rivales no se la perdonan.
Los escándalos de abuso sexual en su empresa también le salieron caros. Desde 1990, muchas mujeres han demandado a Bloomberg LP por casos de acoso, además de tildar al magnate de ser misógino y ofensivo contra las mujeres. De hecho, sus denuncias volvieron a tener eco durante el movimiento #MeToo en Estados Unidos.En su momento, Bloomberg solo mencionó que “algunos eran muy exagerados”. En el debate de Las Vegas, la candidata Elizabeth Warren arremetió fuertemente contra él, y le exigió dar el número exacto de mujeres a las que tenía contratadas con acuerdos de no divulgación (Non disclosure agreements). Con estos contratos de confidencialidad, las mujeres no pueden contar lo que pasa en la compañía, lo que impediría conocer muchos de los testimonios de empleadas acosadas. Bloomberg tendrá dificultades para fortalecer su imagen ante estas acusaciones, sobre todo en un partido preocupado por mantener ciertos estándares en el comportamiento de sus miembros. “Si el equipo de Bloomberg es inteligente, resaltará todo lo que lo convierte en un demócrata purasangre. Por ejemplo, él es actualmente el más influyente donante demócrata pues entregó casi 95 millones de dólares al partido en 2018 y ayudó a 21 candidatos demócratas a ganar puestos en la Cámara”, le dijo a SEMANA David Castrillón, docente investigador del Observatorio de Análisis de Sistemas Internacionales de la Universidad Externado. En Las Vegas, el multimillonario pareció frío y bastante nervioso y titubeante frente a los señalamientos de sus colegas. Warren logró arrinconarlo.“Quisiera hablar sobre la persona con la que nos enfrentamos: un multimillonario que llama a las mujeres gordas y lesbianas con cara de caballo. No estoy hablando de Donald Trump. Estoy hablando del alcalde Bloomberg”, denunció. Publicidad desbordada
Su política de Stop and Frisk y los abusos sexuales nublan el pasado del magnate. Anuncios en el Super Bowl, y hasta memes en Instagram, lo han ayudado a posicionarse. Estas acusaciones definitivamente podrían afectar su campaña, por lo que sus millonarios aportes entrarían a jugar un papel decisivo. Si bien Trump también tuvo escándalos sexuales en 2016, el caso de Bloomberg es distinto, pues representa otra corriente política. “No creo que Bloomberg pueda ganar la presidencia cuando 56 por ciento de mujeres estadounidenses se identifican como demócratas o se inclinan a ese partido, y cuando hay un campo de candidatos tan diverso del cual elegir”, afirmó Castrillón. Tal vez por eso, Bloomberg se empeñó en inundar el país con sus anuncios publicitarios. En YouTube publica más de 10 videos cortos al día, en publicaciones de Facebook gasta un millón de dólares diarios, en Instagram incluso le pagó a influencers para que publicaran memes sobre él, y en el SuperBowl pagó una millonada para promocionar durante 30 segundos su candidatura. Eso sí, siempre mostrándose como el ‘anti-Trump’y el salvador del país. Quiere regular el control de armas, salvar el medioambiente, proteger a los migrantes e, incluso, apoyar a la comunidad LGBTI.
Es difícil saber si el multimillonario llegará a la presidencia, pero es claro que su dinero jugará un papel crucial. Gane o no, su participación será un termómetro para los que se preguntan si es posible comprar la presidencia de Estados Unidos. Hasta ahora demostró poca elocuencia, y mostró argumentos muy flojos cuando lo cuestionaron. Tal vez le haga falta desembolsar una mayor parte de su fortuna. n