La primera cumbre sudamericana auspiciada por Brasil ha estado marcada por la defensa abierta del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, a pesar de algunas de las más ambiciosas cuestiones que se plantearon, como la creación de una moneda común para la región y fijar estrategias conjuntas para tratar asuntos comerciales y políticos con el resto del mundo.
La visita de Maduro a Brasilia ha roto con el casi total aislamiento al que se vio forzado tras ser repudiado por gran parte de la comunidad internacional, en un momento además en el que el signo político de la región le era desfavorable, llegando a no comparecer en la cumbre de la Celac que se celebró en enero en Argentina, a pesar de que esta coyuntura comenzaba a revertirse con la llegada de líderes regionales más afines, ante el temor de posibles “emboscadas”.
A la vista de las declaraciones, Lula da Silva ha hecho todo lo posible por que Nicolás Maduro se sienta arropado, denunciando, entre otras cuestiones, la campaña de difamación a la que habría sido sometido todos estos años. “Necesita cambiar la narrativa que se ha impuesto”, le dijo directamente al venezolano.
“Venezuela necesita mostrar su propia narrativa para poder cambiar la opinión del resto. La gente no sabe ni dónde está Venezuela, pero sabe que tiene problemas de democracia, que el gobierno ‘no sé cuántos’ (...) es inexplicable que un país tenga 900 sanciones porque a otro país no le guste”, dijo Lula.
Sin embargo, esta defensa no ha sido acogida por todos de la misma manera, como mostró el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, o el chileno Gabriel Boric, quien si bien exigió a Estados Unidos y la UE que levantara la sanciones, rechazó la teoría de Lula sobre una “narrativa” contra Venezuela.
Para Lula, no obstante, estas discrepancias sobre Venezuela son parte de la democracia, tal y como defendió durante un entrevista con medios extranjeros y brasileños, para culminar la cumbre. “Nadie está obligado a estar de acuerdo con nadie (...) Se respetó mucho la participación de Maduro”, afirmó.
“Todo el mundo sabe lo que pienso y a lo que me refiero. En política, cuando quieres destruir a un adversario, la primera cosa que se hace es construir una narrativa en contra de él”, explicó un Lula da Silva, apuntando que el desaparecido expresidente venezolano, Hugo Chávez, también fue objetivo de estas maniobras.
A pesar de las voces discordantes de Boric y Lacalle Pou, lo cierto es que han sido más los líderes que se han acercado a Maduro que los que no, como muestra las conversaciones en los márgenes de la cumbre con los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Bolivia, Luis Arce; o de Argentina, Alberto Fernández.
Pese a esto, todos los líderes se comprometieron a intentar volver a reunirse en los próximos cuatro meses, después de la firma conjunta del conocido como Consenso de Brasilia, por el que se comprometen a respetar los Derechos Humanos y la democracia, reafirmando la visión común de que Sudamérica es una “región de paz y cooperación (...) comprometida con la justicia social, el Estado de derecho (...) con la defensa de la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos”.
Petro anunció el regreso de Colombia a la Unasur
El presidente Gustavo Petro anunció este martes la vuelta de Colombia a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cinco años después de que el expresidente Iván Duque abandonara el organismo alegando que servía a los intereses de la “dictadura” de Venezuela.
Petro, que viajó a Brasilia para asistir a una cumbre de mandatarios suramericanos, ha indicado que ha decidido “reintegrar el país a la Unasur, ratificando el tratado aprobado por el Congreso”, según una publicación en su perfil de la red social Twitter.
“He solicitado que se llame Asociación de Naciones Suramericanas para garantizar el pluralismo y la permanencia en el tiempo”, ha agregado el dirigente colombiano.
En el marco de esta cumbre impulsada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, mandatarios como el argentino Alberto Fernández han hecho un llamamiento a que la unidad regional sea una política de Estado en cada país para lograr un organismo que fortalezca a todos los países para enfrentar “la nueva dimensión de la globalización”, informa la agencia Télam.
“Unasur no es un espacio ideológico sino de intereses comunes que debemos desarrollar y profundizar”, ha declarado Fernández en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Exteriores brasileño, donde ha manifestado que “no nos sirvió de nada estar divididos” en la pandemia de la COVID-19, haciendo referencia a la dificultad de conseguir vacunas en el continente.
“Primero (tendremos que) concertar intereses, integrarnos físicamente. Se trata de garantizar la seguridad sanitaria. Acabamos de vivir una pandemia en la que todos corrimos buscando vacunas. (...) Debemos aprender de lo vivido, lo bueno es la experiencia que nos queda”, ha explicado.
Unasur es una organización regional intergubernamental fundada en 2008 y conformada actualmente por Argentina, Bolivia, Brasil, Guyana, Surinam y Venezuela, después de que en 2018 varios países de la región suspendieran su participación.
*Con información de Europa Press