Samuel Dawson es uno de los fieles católicos que corrieron, para ver con sus propios ojos el misterioso fenómeno de sor Wilhelmina Lancaster y dijo que la experiencia fue “totalmente asombrosa”. También la describió como “apacible y muy reverente”, al hablar con el corresponsal del diario londinense The Times.
Mientras que él daba estas declaraciones, miles de peregrinos seguían haciendo fila para contemplarla, a las afueras del convento de las Benedictinas de María, reina de los apóstoles, en Gower, Misuri, donde la monja murió en 2019 a los 95 años.
En abril pasado, las religiosas emprendieron la construcción de un nuevo santuario, para lo cual fue necesario exhumar el cuerpo de sor Wilhelmina.
Antes de emprender el proceso, les habían dicho que esperaran encontrarse con meros huesos, ya que ella había sepultada en un simple féretro de madera, sin ningún tipo embalsamamiento.
Sin embargo, se llevaron una enorme sorpresa al descubrir que estaba intacta.
También causó admiración el hecho de que su hábito estuviera también en perfecto estado, a pesar de ser de fibras naturales, es decir, son susceptibles al deterioro con el tiempo.
Las monjas del convento de Gower, población cercana a Kansas City, Misuri, no quisieron publicitar el hallazgo, pero un correo privado que contenía la información se filtró y “la noticia se esparció como fuego”, le dijo una de las religiosas a The Times.
Como fenómeno natural, el hecho ya resulta lo suficientemente llamativo, pero además tiene un especial significado dentro de la tradición católica.
Para esta confesión, los cuerpos que no se descomponen se conocen como “incorruptos” y se cree que tal podría ser una señal de santidad.
De hecho, cuando se introducen estas causas ante el Vaticano, se menciona este detalle para justificar la petición de que la persona sea canonizada.
¿Y qué dice la ciencia al respecto? Rebecca George, antropóloga de la Western Carolina University, le dijo al Times que, de un cadáver sepultado hace cien años no se podría esperar que quede nada, pero que no es raro que esto suceda si el entierro tiene pocos años.
Aunque la comunidad religiosa guardó la discreción en principio, ha estado totalmente abierta a que los visitantes, procedentes de Estados Unidos, Canadá y México, no solo contemplen a sor Wilhelmina, sino que la toquen. Las monjas, dijo el Times, “han querido hacerla accesible al público, tal como ella siempre lo fue cuando estaba viva”.
Sin embargo, esta situación no se prolongará por mucho tiempo. Si bien los fieles podrán seguir visitando a la monja, solo podrán hacerlo a través de los cristales de la urna en la que será puesta próximamente.
Ello con el fin de poder preservar los restos, de cara a una investigación para conocer mejor como es que no han sufrido deterioro.
Así lo expresó la diócesis de Kansas City, la cual cubre el área donde está el convento.
La sede obispal estaría considerando la posibilidad de que sea declarada santa.
“Hay un proceso bien establecido para la causa de canonización, pero todavía no se ha iniciado”, señaló el obispo James V. Johnston.
Así mismo, el prelado invitó a todos los fieles a continuar orando durante el tiempo en que se llevará a cabo la investigación.
Según el Dicasterio para las causas de los santos, la canonización de una persona en la iglesia católica se cumple a lo largo de cinco etapas. Postulación, declaración de siervo de Dios, declaración de venerable, declaración de beato si se comprueba que hizo un milagro y declaración de santo si se demuestra que hizo un segundo milagro.