El auge de la variante Delta del coronavirus ha hecho que varios países tengan que revivir medidas de restricción a la movilidad e iniciativas sanitarias con el fin de evitar el contagio y la propagación de la nueva cepa de la covid-19.
Sin embargo, estas iniciativas han despertado el descontento y la ira de algunos sectores y de miles de ciudadanos de todo el mundo que están cansados de las restricciones y piden libertad.
Más de 160.000 personas de Europa y Australia se manifestaron el sábado contra el uso del pasaporte sanitario en distintas actividades y contra la vacunación obligatoria para llevar a cabo ciertas profesiones como las labores de salud.
Por lo menos en París, unas 11.000 personas protestaron en las calles en contra de las medidas que el gobierno francés pretende implementar para luchar contra la pandemia.
“No me pondré la inyección”, dijo Sandra, una enfermera de 49 años, presente en la manifestación de Marsella, donde participaron más de 4.000 personas.
“Nuestro país se está volviendo totalitario”, añadió Jean-Claude Dib, de 71 años, un camionero jubilado que también participó en la concentración en esta localidad del sudeste de Francia.
De acuerdo con AFP, en París, una manifestación de “chalecos amarillos” empezó en la plaza de la Bastilla y estuvo marcada por incidentes esporádicos entre manifestantes y policías. Nueve personas fueron detenidas, según el Ministerio del Interior.
Otra concentración más multitudinaria se produjo en Trocadero, cerca de la Torre Eiffel, en la que el ultraderechista Florian Philippot, exnúmero dos de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen, denunció el “apartheid” impulsado por el ejecutivo francés y pidió la dimisión del “tirano” Macron.
A pesar de las manifestaciones, la mayoría de los franceses aprueban la implementación de las medidas sanitarias como la vacunación obligatoria para el personal de la salud. De acuerdo con un sondeo realizado por una firma local, el 76 % de los franceses aprueba esta iniciativa.
La encuesta, publicada el pasado 13 de julio, también reveló que la mayoría de los franceses aprueba la implementación del pasaporte sanitario para llevar a cabo ciertas actividades sociales.
En Italia, el Gobierno dijo que va a empezar a exigir el pasaporte sanitario para acceder a espacios públicos cerrados a partir del 6 de agosto.
El anuncio del gobierno italiano hizo que miles de italianos protestaran el sábado contra esta medida en distintas ciudades como Nápoles y Turín.
“¡Mejor morir libres que vivir como esclavos!”, rezaba una de las pancartas frente a la catedral gótica de Milán. En otra, en el centro de Roma, podía leerse: “Las vacunas os harán libres”, junto a una imagen de Auschwitz.
Algunos manifestantes llevaban estrellas amarillas en Génova, en un desafortunado símil entre las personas no vacunadas y la persecución de los judíos en la Alemania nazi.
Las protestas contra el pasaporte sanitario en Europa estuvieron acompañadas por manifestaciones contra las restricciones de movilidad en Australia, donde cinco millones de personas vivirán confinadas durante un mes.
En Sídney se produjeron enfrentamientos entre algunos manifestantes y policías a caballo, mientras que en Melbourne miles de personas se concentraron frente al parlamento regional del Estado de Victoria.
Pese al malestar en las calles, los gobiernos multiplican las restricciones para frenar el rápido avance de la variante Delta del coronavirus, en el marco de una pandemia que provocó más de 4,1 millones de fallecidos desde finales de 2019.
A la fecha, en el mundo se han registrado 193,8 millones de contagios de coronavirus, de los cuales 4,1 millones de personas han fallecido. Según cifras de la Universidad Johns Hopkins, en el mundo se han aplicado más de $3.800 millones de dosis de las vacunas contra el coronavirus.
Con información de AFP.