Momentos de pánico se vivieron este domingo luego de que se informara que existía una alerta de bomba a bordo de un vuelo de la aerolínea Ryanair que cubría la ruta Polonia - Grecia, y que obligó al despliegue de ingentes medidas de prevención para verificar si la alerta era cierta o no.
Incluso, según describen medios internacionales, la alerta obligó a que un grupo de aviones de guerra griegos fueran desplegados para escoltar a la aeronave que se presumía en riesgo; no obstante, para tranquilidad de los pasajeros y sus familiares, todo se trató de una falsa alarma.
EL parte de tranquilidad fue dado a conocer por las mismas autoridades griegas, quienes a final de la tarde de este domingo, 22 de enero, precisaron que, tras las correspondientes inspecciones a la aeronave, lograron determinar que se había tratado de una alerta fraudulenta, celebrando que no se encontraba ninguna clase de artefacto explosivo o potencialmente peligroso a bordo de la aeronave en la que además se transportaban 190 pasajeros.
A través de un comunicado, la Policía griega descartó la la existencia o hallazgo de elementos sospechosos, precisando que la aeronave que se había presumido en riesgo era un avión modelo Boeing 737 que había despegado desde Polonia, y que arribó al aeropuerto internacional de Atenas este domingo a las 4:00 p. m.; hora internacional.
Medios internacionales precisan que, en medio de la alarma de la existencia de una aparente bomba a bordo, la aeronave había contado con escolta de aviones húngaros tras reportarse la emergencia, los cuales fueron relevados por aviones de guerra griegos a su ingreso al espacio aéreo de ese país.
Debido al temor que se había derivado de la alerta de bomba; que resultó ser falsa, la torre de control y las entidades aeroportuarias de Atenas, habían conducido al avión a aterrizar en un sector aislado del aeropuerto; y tras su desalojo, fue intervenido por expertos investigadores, y peritos en explosivos, quienes lograron descartar la existencia de la amenaza que había puesto con los nervios de punta a las autoridades.
Si bien el avión había despegado sin contratiempos desde Polonia este domingo, las alarmas se prendieron debido a la existencia de una llamada anónima que alertaba de la posibilidad de explosivos a bordo, situación que se presentó cuando la aeronave sobrevolaba territorio eslovaco, y que obligó al despliegue del plan de emergencia.
No es el único caso en lo corrido del mes:
El caso de la amenaza de bomba a bordo del avión de la aerolínea Ryanair, no es el primer caso de amenaza de bomba a bordo de aviones en lo corrido de este año.
Precisamente, en días pasados, una situación similar se presentó en un avión perteneciente a la compañía aérea rusa Azur Air, que tuvo que desviar su ruta para atender una alerta de explosivos en un avión que transportaba a cerca de 244 personas.
Debido a la emergencia a bordo, los pilotos de la aeronave rusa debieron solicitar un permiso especial a las autoridades aéreas de India, las cuales dirigieron al avión a aterrizar de emergencia en una base militar de ese país.
En ese sentido, la aeronave objeto de la amenaza era un avión que había despegado desde la ciudad de Moscú, y que tenía como destino final el aeropuerto de la ciudad de Goa, en el sur de India.
Sobre dicho avión, se precisó que si bien tenía 244 personas a bordo, ocho de ellos correspondían al personal de vuelo, referido a pilotos y auxiliares, mientras que los 236 restantes eran pasajeros.
En el caso de esa amenaza, se dio a conocer a través de un correo electrónico que llegó a los agentes de la aerolínea Azur Air, que debió poner en operación los correspondientes protocolos.
Tras reportar inicialmente que todos los pasajeros habían logrado llegar ‘a salvo’ a India, las autoridades de ese país, y la misma aerolínea propietaria de la aeronave informaron que, tras una revisión a profundidad, se pudo concluir que la amenaza había sido falsa.
Sobre los pasajeros que se movilizaban a Goa en India, medios internacionales han precisado que, en su gran mayoría, corresponden a turistas, pues India se ha convertido en una alternativa de playa para los rusos que desean huir del frío en las vacaciones, pero que han visto vetados sus destinos tradicionales en Europa como parte de las sanciones impuestas por la UE a Rusia en el marco de la ocupación a Ucrania.