El panorama que se evidencia hoy en las fronteras del sur de Estados Unidos es preocupante, más aún porque son los niños quienes terminan sufriendo en medio del desespero por entrar al país, pues son abandonados a la deriva.

En las últimas horas, un video desgarrador que circula por las redes sociales evidencia la realidad que viven miles de niños en la frontera entre México y Estados Unidos.

La migración irregular por zonas fronterizas para ingresar a Estados Unidos sigue revelando la cruel situación que están dispuestas a pasar las personas con tal de vivir el sueño americano. Este es un problema que genera mucha indignación, pues los infantes, en muchos casos, terminan abandonados en plena frontera, expuestos a todos los peligros de la zona desértica.

“Yo venía con un grupo de personas y me dejaron botado y no sé dónde están (...) Nadie, yo venía con un grupo, y al final me han dejado botado y venía aquí a pedir auxilio”, son las palabras que, entre lágrimas, salen de la boca de un menor de edad encontrado en plena zona desértica.

El video capta una zona desértica en la frontera que limita con Texas. Luego, a lo lejos, se observa a un niño corriendo hacia quien graba, que es un agente fronterizo, al acercarse a la autoridad, en medio de un conmovedor y desesperado llanto, el pequeño expresa: “¿Usted me puede ayudar?”.

El menor de edad fue rescatado por un agente de la Patrulla Fronteriza que pasaba por la zona semidesértica de río Bravo. Al escuchar su relato, fue puesto bajo custodia por el Gobierno estadounidense en un refugio para menores de edad. Aún se desconoce la identidad del menor y el paradero de sus padres, pero lo que sí deja en evidencia es la cruda realidad que viven cientos de infantes como él.

A la fecha se estima que cerca de 100 mil inmigrantes ilegales atraviesan la frontera entre México y Estados Unidos, de los cuales cerca de 20 mil son menores de edad. Se estima que para abril, entre 18.600 y 22.000 menores no acompañados podrían cruzar la frontera de forma irregular.

Este panorama es el diario vivir en esta zona fronteriza de EE. UU., un problema que llevó al expresidente Donald Trump a iniciar la construcción de muros que evitaran la entrada de personas que no son residentes americanos.

Usualmente, en los grupos migrantes viajan varios menores de edad, muchos de ellos enviados solos, sin sus padres o con personas desconocidas, en un intento por ingresar más fácilmente al país gobernado por Joe Biden. Pero, lastimosamente, estos menores terminan perdiéndose o siendo abandonados a medio camino.

El caso del niño mexicano perdido no es el único. Una situación similar la vivió Óscar, un niño guatemalteco de 12 años que atravesó el río, hace una semana, a través de una embarcación conducida por “coyotes”. Al ser entrevistado relató que “yo me vine porque nosotros no teníamos nada de comer”.

Sin embargo, las dificultades de niños como Óscar no terminan al llegar a territorio estadounidense. Por ley, ellos deberán pasar máximo 72 horas en unas celdas administradas por la Agencia de Aduana y Patrulla Fronteriza, y luego pasan a custodia del Gobierno estadounidense en refugios, que en muchos casos presentan hacinamientos, un panorama desolador.

Por ahora, el nuevo gobierno demócrata busca desmantelar muchas de las políticas implementadas por Trump y quiere que el Congreso apruebe una amplia reforma migratoria para dar una vía a la ciudadanía a millones de indocumentados.

Sin embargo, ante los recientes sucesos y el aumento de personas indocumentadas en el país, el mismo mandatario manifiesta: “Puedo decir claramente ‘No vengan’ (...) No dejen su ciudad o comunidad”.