El pasado sábado 20 de noviembre, en El Carmen-Manabí, Ecuador, una mujer bañaba a su bebé de nueve meses en una piscina, cuando un grupo de desconocidos ingresó a su vivienda haciéndose pasar por vacunadores de perros.
La banda irrumpió en la casa para intimidar a la mujer, quien les entregó aproximadamente 1.000 dólares y la amarraron para buscar más cosas de valor, por lo que no pudo sacar a la niña en ese momento de la piscina inflable.
La Policía informó que Angélica Murillo, madre de la niña María Guadalupe López Murillo, la estaba bañando en una piscina inflable en el patio de la casa. Afirmó que en ese momento llegaron unos hombres en una moto y fingieron que estaban en una campaña de vacunación de perros. La mujer, por su parte, les manifestó que en la casa no tenía perros, y pensó que los desconocidos se habían retirado en ese momento, pero en cuestión de segundos entraron y la amedrentaron.
Los agresores amenazaron a la mujer y a la fuerza la subieron a la casa, razón por la cual la niña se quedó sola en la piscina inflable. La madre entregó los 1.000 dólares en efectivo, pero no fue suficiente para los asaltantes, que la amarraron para que no interrumpiera todo el plan de asalto.
Después de varios minutos, los agresores se fueron porque escucharon una moto.
La víctima empezó a gritar lo más fuerte que pudo, hasta que fue escuchada por una vecina. La señora se acercó a desatarla y cuando pasó por el patio vio que la menor flotaba en la piscina y el cuerpo de la niña ya se hallaba sin vida. La mamá desesperadamente tomó a su niña en los brazos y trató de reanimarla con respiración, pero fue en vano. La niña María Guadalupe López Murillo había muerto.
La Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased), levantó el cadáver de la bebé para tomar procedimiento de lo sucedido.
Edison Molina Mayorga, jefe del distrito de Policía de El Carmen, informó que desplegaron operativos por toda la zona, pero no dieron con el paradero de los agresores.
Por otra parte, los familiares de los padres de la niña manifestaron que un día antes, la pareja tenía 4.000 dólares, pero ya habían pagado unas reses y se habían quedado con 1.000.
Asaltos en Ecuador
La violencia ya no discrimina ni barrios ni horarios en Ecuador. Un niño de 11 años murió abatido de cuatro disparos hace aproximadamente un mes en una heladería, cuando un ladrón armado y un policía se enfrentaron a tiros. Igualmente, una mujer de 33 años murió al resistirse a un asalto después de salir de un banco con 6.000 dólares en efectivo. Un almacén de artículos del hogar fue atracado por cuatro delincuentes que se llevaron 80.000 dólares. Además, una anciana recibió un disparo en la cara y cayó desplomada en la calle a finales del mes de septiembre por tratar de defender a su esposo cuando dos tipos aparecieron en una moto y le golpearon para robarle. Los casos se repiten a diario.
“Lo que estamos viviendo hoy es lo que vivía Colombia en los 80 y 90″, compara Pablo Arosemena por el impacto del narcotráfico y del sicariato en la vida cotidiana. “Ver uniformes militares en las calles tiene un simbolismo: están diciendo ‘estamos entrando con fuerza’ para proteger al ciudadano”, interpreta Fernando Carrión.
El académico, especializado en seguridad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), no cree que en dos meses se vaya a resolver definitivamente un problema que tiene dos aristas, la de la delincuencia alimentada por la pobreza y la penetración del narcotráfico en Ecuador.
En el país, según los últimos datos oficiales, hay 5,2 millones de personas viviendo en la pobreza y pobreza extrema de una población de 17 millones, una situación que agravaron la pandemia y los confinamientos para contener la propagación del virus.