Miles de ciudadanos enojados se lanzaron de nuevo a las calles de la capital maltesa, La Valletta, este domingo  para desahogar su ira. La razón: el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia hace dos años, que reveló un abismo de corrupción gubernamental. Se trata del declive de las instituciones democráticas en Malta a través de una cadena de escándalos que recuerdan la codicia y el desenfreno de una película sobre la mafia. El esclarecimiento apenas comienza La Justicia en Malta actuó de manera inesperada y en un momento inusual: el sábado por la noche, policías armados llevaron al empresario Yorgen Fenech ante un juez. Afuera esperaba la prensa. Adentro se sentaron los padres, el esposo y los hijos mayores de la periodista asesinada. Escucharon la acusación de incitación al asesinato y conspiración para actos criminales en contra Fenech, uno de los hombres más ricos del país insular. Y también lo escucharon declarar su inocencia.

Sin embargo, la hermana de Daphne, Corinne Vella, declaró ante los periodistas que el verdadero esclarecimiento del caso apenas comienza: "Lo que ahora esperamos es que haya una investigación del primer ministro Joseph Muscat y el jefe de gabinete Keith Schembri sobre sus conexiones con el asesinato". En el curso de esta semana caótica en Malta, donde todos los días salieron a la luz nuevos detalles sobre las circunstancias del asesinato, algo quedó claro: las pistas apuntan directamente al círculo más cercano del jefe de gobierno y pesan mucho sobre él. Durante más de un año, había sabido sobre el papel de Fenech en el caso Caruana, porque su servicio secreto espiaba al empresario y Muscat leyó los registros. Pero, ¿por qué el primer ministro no hizo nada?

El primer ministro maltés Joseph Muscat anunció que renunciaría en enero (01.12.2019) Una casualidad clave y los oscuros detalles del asesinato A finales de noviembre, un perro policía encontró más de 200.000 euros en el equipaje del taxista Melvin Theuma en el aeropuerto. El hombre fue arrestado por presunto lavado de dinero, pero le ofreció un trato a las autoridades: sabía todo sobre el asesinato de la periodista hace dos años. A cambio de un indulto, Theuma confesó su complicidad y admitió haber contratado a los asesinos. Asimismo, nombró a Fenech como cliente.

El propietario de casinos y hoteles, uno de los oligarcas más ricos de Malta, fue atrapado por la Guardia Costera escapando en su yate. Desde entonces, sus abogados luchan con todos los trucos para demostrar que Fenech no es el culpable, sino miembros del gobierno. Dos ministros y el jefe del gabinete, la mano derecha de Muscat , renunciaron tras la detenció de Fenech. Lo que indigna a la población son los horribles detalles del complot de asesinato. Mientras tanto, uno de los tres delincuentes que habían estado esperando su juicio durante dos años, comenzó a declarar. Al principio intentaron dispararle a la periodista a través de la ventana de su despacho. Como esto no funcionó, cambiaron el rifle por una bomba que se suponía que provenía de la mafia siciliana. El cómplice también relató cómo la bomba fue finalmente colocada en el automóvil de Caruana y que el escuadrón asesino había recibido 150.000 euros por el contrato. Una vida humana no parece valer mucho en Malta.

El empresario maltés Yorgen Fenech abandona los tribunales en La Valeta, Malta (28.11.2019) Crece la ira popular Mientras tanto, ha surgido un movimiento de protesta en Malta, que hasta ahora estuvo bastante despolitizada. Los enfurecidos ciudadanos están convencidos de que el círculo más íntimo del gobierno está involucrado en el asesinato de la periodista. Un gobierno que desde que asumió el poder abrió la isla a negocios de dudosos inversores rusos y del Medio Oriente, les vendió pasaportes de la UE, encubrió fraudes fiscales y pasó por alto el lavado de dinero.

Los manifestantes no quieren vivir en un Estado cuyas instituciones están totalmente socavadas por la corrupción. Ni el poder judicial ni la policía son independientes, según tres mujeres mayores que acudieron a una de las protestas nocturnas. "Nuestro país fue destruido por este grupo de criminales, tienen que pagar por sus acciones, no pueden escapar, queremos justicia", dicen. La protesta y el llamado a limpiar el pantano del crimen en Malta se extiende a través de las generaciones. "Lo que hemos experimentado aquí en los últimos años es una especie de fusión de gobierno y negocios", explica una chica en una manifestación de jóvenes activistas, "pero podemos hacer la diferencia, creo que podemos traer el cambio”.