Una mujer española de 31 años que contrajo covid-19 dos veces en menos de tres semanas se ha convertido en el primer caso documentando con la brecha temporal más corta conocida entre infecciones, según se desprende de un informe que se presentará en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) de este año en Lisboa, Portugal, entre el 23 y 26 de abril.
Haber superado la covid-19 y estar vacunado no es garantía de no sufrir una nueva infección, y, según este informe, puede ocurrir antes de lo que se esperaba, concretamente en 20 días. Este fue el tiempo que esta española pasó de contraer la variante delta a ser infectada por ómicron.
La mujer, una trabajadora de la salud, dio positivo por primera vez el 20 de diciembre de 2021, en una prueba de PCR durante la evaluación del personal en su lugar de trabajo. Estaba completamente vacunada y había recibido una vacuna de refuerzo 12 días antes. La paciente, que no desarrolló ningún síntoma, se aisló durante diez días antes de volver al trabajo.
El 10 de enero de 2022, solo 20 días después de la primera prueba positiva, desarrolló tos, fiebre y se sintió mal en general y se hizo otra prueba de PCR, que también fue positiva. La secuenciación del genoma completo mostró que la paciente había sido infectada por dos cepas diferentes de SARS-CoV-2. Su primera infección, en diciembre, fue con la variante delta; la segunda, en enero, fue con la variante ómicron.
La variante ómicron había sido identificada como una variante preocupante por la Organización Mundial de la Salud (OMS) poco más de un mes antes, el 26 de noviembre de 2021. La cepa, que se convirtió en la variante dominante en todo el mundo, es mucho más infecciosa que delta y puede evadir la inmunidad de infecciones pasadas y de vacunas.
“Este caso destaca el potencial de la variante ómicron para evadir la inmunidad previa adquirida ya sea por una infección natural con otras variantes o por vacunas. En otras palabras, las personas que han tenido covid-19 no pueden asumir que están protegidas contra la reinfección, incluso si han sido vacunadas por completo”, señaló la doctora Gemma Recio, del Institut Català de Salut, en Tarragona, una de las autoras del estudio.
“Sin embargo, tanto la infección previa con otras variantes como la vacunación parecen proteger parcialmente contra la enfermedad grave y la hospitalización en personas con ómicron. Este caso también subraya la necesidad de hacer vigilancia genómica de virus en infecciones en quienes están completamente vacunados y en reinfecciones. Tal monitoreo ayudará a detectar variantes con la capacidad de evadir parcialmente la respuesta inmune”, concluyó.
Los españoles, cautelosos en el primer día sin tapabocas en interiores
“Ahora ya nos podemos ver la sonrisa otra vez, las expresiones, podemos hablar con más naturalidad, y ya te sientes más libre”, celebró Mónica García, de 42 años, mientras salía de una tienda de ropa de una gran avenida comercial del centro de Madrid.
Desde el miércoles, los españoles ya pueden entrar sin mascarilla a espacios interiores, como centros comerciales y otros establecimientos, excepto a los medios de transporte, hospitales y residencias de la tercera edad.
La mejora de la situación sanitaria ha permitido que caiga finalmente esta restricción que estaba en vigor desde el 20 de mayo de 2020 y que aún se mantenía vigente en España, uno de los pocos países que no la había retirado. García, sin embargo, mantuvo el tapabocas en la tienda, como lo hizo la mayoría de gente que paseaba por los comercios del centro de la capital.
“Sabía que te la podías quitar dentro, pero como no estaba segura, me la dejé puesta, y, por la costumbre también”, reconoce esta profesora de inglés, que afirma que la seguirá llevando en el interior “si hay mucha gente, sobre todo mayor”.
Pero también hay como Lucia Ginard, de 19 años, quien no quiso esperar más para disfrutar del fin de la norma. “Tenemos que acostumbrarnos [a la pandemia], si no, no va a acabar nunca”, afirma esta universitaria de 19 años de Mallorca, que está en Madrid de vacaciones. Pese al fin de la imposición, la presión social tardará en desaparecer.
Según una encuesta publicada este miércoles por el diario El País, realizada los dos días anteriores sobre una muestra de 500 personas, casi la mitad de españoles (48,5 %) se siente “poco o nada seguro” ante el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores, mientras que más del 54 % estima que se trata de una medida prematura.
*Con información de la AFP y Europa Press.