Karen Oviedo es el nombre de una mujer que deberá pagar cadena perpetua, tras haber sido hallada responsable de dos lamentables casos de homicidio en contra de quien fuera su pareja sentimental, un hombre identificado como Rolando Aquino, y de su hijastro, un menor conocido como Emiliano.

Si bien al comienzo la mujer había posado como víctima de un raro caso de envenenamiento en contra de su esposo, un hecho sucedido a comienzos del 2021, la investigación adelantada por las autoridades entregó importantes pruebas para determinar que ella realmente era la victimaria.

Todo comenzó a inicios del año 2021, cuando Rolando Aquino comenzó a sentir serias complicaciones de tipo gástrico, que lo llevaron a tener que ser trasladado en ambulancia a un hospital en la provincia de Mendoza, en Argentina, quejándose de un fuerte dolor de estómago que lo había obligado a vomitar varias veces, y que se iba agudizando sin que los médicos lograran hallar oportunamente la razón de su molestia.

Si bien los galenos intentaron salvar su vida, la situación llevó a que dos días después de ser internado en la clínica falleciera.

Aunque la mujer había posado de triste viuda, siendo incluso ella quien llevó al hombre a un hospital, algunos hechos que habían sucedido tiempo atrás llevaron a que otros familiares del hombre sembraran la duda sobre una eventual responsabilidad de la mujer en esta muerte.

Uno de esos hechos, según recogen medios argentinos, consistió en que, en 2019, el hijastro de la mujer, un niño hijo de Rolando, también hubiese fallecido tiempo después de haber adelantado una visita a la casa en la que su padre convivía con Oviedo, víctima de una intoxicación que había derivado en la ocurrencia de una trombosis.

Conscientes de las ‘coincidencias’ en las muertes, los familiares pidieron a los investigadores que adelantaran el correspondiente estudio, hallando que la causa de la intoxicación había sido la ingesta de una sustancia tóxica suministrada por la mujer.

Si bien la pareja se había mostrado siempre amorosa, la investigación logró determinar que la mujer era la responsable de los dos casos de envenenamiento, y yendo un poco más allá, las autoridades también lograron identificar qué sustancia había sido la empleada por la mujer para causar la muerte a los dos hombres que lucían saludables.

El informe de toxicología practicado al cuerpo en medio de la autopsia despertó gran sorpresa debido a la naturaleza de la sustancia empleada por la mujer, pues los exámenes lograron hallar rastros de etilenglicol, un reconocido refrigerante de motores, sobre el que los expertos han advertido que debe cuidarse su manipulación, en tanto su eventual ingesta deriva en serios daños en hígado y corazón, debido a que este origina un desbalance químico que finalmente termina afectando el sistema nervioso.

Así, la investigación pudo concluir que esa había sido la razón de la muerte del padre y el hijo; no obstante, aún faltaba establecer qué pruebas existían en contra de la mujer, quien hasta ese momento negaba su responsabilidad.

En medio de la investigación, las autoridades dispusieron su arresto preventivo, señalada como posible responsable del delito agravado de homicidio.

Aunque la investigación se prolongó por algunos meses, finalmente el pasado mes de noviembre salieron a la luz las pruebas definitivas que permitieron determinar su culpabilidad, las cuales salieron directamente del mismo bolsillo de la victimaria.

¿Pruebas en el bolsillo?

Si bien la mujer creía haber adelantado el ‘crimen perfecto’, en tanto no existían pruebas contundentes para determinar su responsabilidad, el factor clave para determinar la culpabilidad se derivó de las mismas pistas que ella entregó inconscientemente sobre el caso.

Lo anterior, resumido en que el sustento para determinar su culpabilidad se derivó de las propias búsquedas adelantadas por la mujer a través de su teléfono móvil, las cuales fueron recabadas por los investigadores tras una sencilla revisión de su celular.

Allí, el historial de Google demostró que la mujer había investigado meses atrás por “cuál era el veneno más letal”, así como consultas sobre la sustancia del etilenglicol, y posteriormente un intento por investigar ‘cómo borrar el historial de búsqueda’, y aunque la evidencia demostró que supo aplicar los resultados de las dos primeras búsquedas, para su desgracia, en el tercer item falló, pues los expertos consiguieron recuperar ese material probatorio para incriminarla.

En ese mismo sentido, Google evidenció que la mujer también consultó por cómo adquirir esa sustancia, revelando que la consiguió a través de sus servicio de ventas online y mensajería.

En medio de su comparecencia, la defensa de la mujer terminó por asumir la responsabilidad, advirtiendo que la mujer estuvo motivada por razones de ‘venganza’, denunciando que ella era víctima de malos tratos y abusos por parte de su pareja.

Así, también salió a la luz que ella había suministrado, en los dos casos, la sustancia a través de una mezcla con jugo de naranja en el desayuno, advirtiendo que si eventualmente se sentía un gusto extraño, era por el suministro de un medicamento antimanchas, ante lo cual el hombre no había opuesto resistencia.

Pese a que las pruebas demostraron que la mujer investigó y adquirió la sustancia empleada para realizar el crimen, abogados de ella afirmaron que no debía ser ‘satanizada’, e incluso llegaron a insinuar que el mismo hombre víctima era quien habría comprado la sustancia, buscando evitar la hipótesis de que todo estaba totalmente premeditado.

Así, la fiscalía pudo determinar que la mujer actuó en plena conciencia, saliendo a la luz entonces la razón por la que la mujer, en su momento había insistido en que el niño fuera cremado; no obstante, la negativa de la madre había impedido que ello ocurriera, por lo que el cuerpo estuvo disponible para realizar una nueva autopsia, encontrando rastras de la misma sustancia que mató al padre.

En medio de las evidencias, los jueces determinaron que el castigo para la mujer debía ser el máximo contemplado en la legislación argentina: la cadena perpetua, castigo que finalmente fue dado a conocer el pasado primero de diciembre de 2022.