Yumi Yoshino, de 48 años, fue capturada por las autoridades de Japón luego de que la persona de limpieza de su hogar encontrara el cadáver de su madre escondido en el refrigerador, según revelaron medios locales.
Inmediatamente, este persona dio aviso a la Policía, que terminó capturando a la mujer, luego de confirmar que el cuerpo estaba doblado y escondido en el congelador.
Al ser interrogada por las autoridades, la mujer señaló que escondió el cuerpo hace 10 años, después de llegar a casa y encontrar muerta a su madre de 60 años, porque “no quería mudarse” de su casa, informaron medios locales.
Los mismos medios de comunicación indicaron que estos hechos pudieron descubrirse luego de que la mujer fuera desalojada del hogar, ya que llevaba varios meses atrasada en el pago del alquiler y se había refugiado en un hotel de la ciudad de Chiba, muy cerca a la capital japonesa.
Las autoridades no han podido determinar la causa de la muerte de la madre, aunque se espera que en estos días la autopsia revele por qué falleció.
Aumentan los suicidios
El número de suicidios en Japón aumentó el año pasado por primera vez en más de una década, como consecuencia de la pandemia de covid-19, que hizo añicos los progresos en la lucha contra este fenómeno particularmente importante en el país.
El ministerio de Salud anunció este viernes que 20.919 personas se quitaron la vida en 2020 en el archipiélago, un aumento de un 3,7 % interanual. En comparación, Japón registró el año pasado 3.460 muertes por coronavirus.
Es el primer aumento anual de los suicidios en 11 años en el país asiático, que tiene la tasa de suicidio más alta de los miembros del G7 (16,6 por cada 100.000 habitantes en 2020), pero que había tenido un cierto éxito en la última década para brindar mejor apoyo a las personas frágiles psicológicamente.
Situación de la covid-19 en Japón
Aunque Japón es uno de los países más cercanos a China, epicentro de la pandemia, y uno de los primeros en anunciar casos positivos del virus, ha logrado controlar los brotes y hasta el momento “solo” registra 384.000 casos y 5.600 muertes, unas cifras bastante positivas teniendo en cuenta que tiene una población de más de 126 millones de habitantes.
A pesar de esto, el Gobierno japonés aprobó este viernes dos proyectos de ley para reforzar la eficacia de las medidas restrictivas contra el nuevo coronavirus que, si se adoptara tal cual, permitiría imponer multas y hasta penas de prisión a los refractarios.
Seis meses antes de la fecha prevista para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aplazados el año pasado debido a la pandemia, una parte de Japón, incluida su capital, vive bajo un estado de emergencia decretado a principios de enero ante el repunte de casos de covid-19.
Pero, a diferencia de las medidas tomadas en otros países, los llamamientos de las autoridades a la población para que limite las salidas y a los bares y restaurantes para que cierren más temprano no van acompañados de sanciones en caso de incumplimiento.
El Gobierno japonés busca un equilibrio entre las medidas contra el coronavirus y el mantenimiento de la actividad económica, pero la opinión pública estima que el primer ministro Yoshihide Suga no hace lo suficiente frente a la crisis sanitaria y su popularidad se ha desplomado, según sondeos recientes.
Los nuevos proyectos de ley, que serán debatidos en el parlamento, prevén penas de cárcel de hasta un año para las personas que dan positivo pero se niegan a ser hospitalizadas. La oposición considera “excesiva” la medida.
También prevén multas de hasta 500.000 yenes (casi 4.000 euros, US$4.800) para los bares y restaurantes que se nieguen a cerrar a las 20:00, como se aconseja actualmente.