En las radios de Alabama domina el country cristiano. Basta levantar la vista para ver una iglesia. El aborto es considerado un homicidio y las escuelas públicas pronto podrían tener crucifijos en sus aulas. Aquí creció Margaux Hartline y, por la presión, debió mantenerse virgen hasta el matrimonio. Pero el plan no salió como esperaban sus educadores: ahora Hartline, de 25 años, es una combativa activista gay a favor del aborto. Alabama es el estado más religioso de Estados Unidos. Es la hebilla del "cinturón de la Biblia" en el sureste del país, donde el 82% de sus 4,8 millones de habitantes dicen creer en Dios "con absoluta certeza", según un estudio de Pew Research de 2016. Pero algunos de sus habitantes con inclinaciones más seglares sienten que la invasiva influencia de la religión es represiva, y los estadounidenses en general ven los recientes sucesos en ese estado como parte de una amenaza creciente a la línea que separa la Iglesia del Estado. Le puede interesar: Ley del latido: la restrictiva regulación del aborto aprobada en varios estados de EE.UU. "No tengo por qué seguir las reglas de un sistema de creencias al que no pertenezco", dice Hartline, cuestionando la forma como la religión influye en muchos aspectos de la sociedad en la que vive. Amanda Reyes, portavoz de la ONG Yellowhammer Fund, que financia abortos a mujeres de bajos recursos, dice que en los colegios se enseña el sexo como "algo que solo debe ocurrir en el contexto de un matrimonio heterosexual". ¿Y no se enseñan métodos anticonceptivos, como el uso del preservativo? , "Oh no", responde, riendo a carcajadas. "¡Dios mío, misericordia!".
El obispo Thomas Paprocki, de la Diócesis Católica de Springfield, testifica durante una audiencia del Comité Ejecutivo del Senado en el Capitolio en Illinois. Paprocki prohibió el jueves 6 de junio de 2019 a los jefes católicos de la Asamblea General de Illinois, al presidente de la Cámara de Representantes, Michael Madigan, presidente del Senado John Cullerton, y a cualquier otro legislador estatal que haya votado a favor de las protecciones estatutarias para el aborto recibir la comunión en la misa. Ambas acusan a las autoridades de Alabama de abandonar y violentar a las mujeres. No solo por la escasez de servicios de salud reproductiva, sino además porque el sistema educativo pregona la abstinencia como método anticonceptivo. Este es el contexto al que se acoge la ley, aprobada en mayo, que considera el aborto un homicidio y que entrará en vigor en noviembre si no es bloqueada antes por un juez. Lo más seguro es no tener sexo
Seguidores de Trump rezan para prohibir el aborto. El estado no exige que sus escuelas impartan educación sexual. Pero, si lo van a hacer, deben ceñirse a unas "instrucciones" del Código de Alabama de 1975. En ellas "se promueve la abstinencia, sobre todo como la única forma segura de prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos indeseados", dice a la AFP Michael Sibley, portavoz del Departamento de Educación de Alabama. Le sugerimos: Alyssa Milano: la "huelga de sexo" que convocó la actriz para protestar contra la ley antiaborto de Georgia Sibley hace la salvedad de que tales requerimientos son un "mínimo obligatorio" y que las escuelas pueden enseñar otros métodos anticonceptivos si sus juntas escolares lo permiten, lo cual según Hartline y Reyes es infrecuente. El texto también instruye a los maestros a enseñar a los estudiantes que la "conducta homosexual" es una "ofensa criminal". Un proyecto de ley que no se votó por falta de tiempo en la pasada sesión legislativa proponía eliminar este párrafo. La ONU considera la educación sexual y de igualdad de género como un derecho humano. No obstante, para los conservadores religiosos, una educación sexual amplia deforma los valores que los adolescentes aprenden en casa. Con la Biblia en el pupitre Los legisladores de Alabama también aprobaron una ley que permite enseñar la Biblia y la historia de la religión en las escuelas públicas, así como exponer iconografía religiosa en las aulas. La medida, que según sus detractores acabará dando un espacio para la evangelización, está a la espera de luz verde de la gobernadora Kay Ivey, quien ya firmó con argumentos cristianos la ley antiaborto. "Varios estados están proponiendo clases de la Biblia", tuiteó el presidente Donald Trump en enero, luego de que un puñado de estados introdujeran proyectos similares. "¡Genial!". La versión de Alabama aclara que el profesor debe cumplir la ley federal manteniendo su "neutralidad religiosa", pero añade que la junta escolar no tiene responsabilidad legal si los profesores acaban promoviendo la Biblia. Le recomendamos: Los casos de dos niñas violadas que reavivaron el debate sobre la interrupción del embarazo en Argentina Los fiscales "no harán cumplir las leyes antiaborto", así desde presidencia los presionen No obstante, un grupo de fiscales estadounidenses se comprometió este viernes a no iniciar procesos judiciales que deriven de las nuevas leyes que buscan restringir el acceso al aborto en varias regiones de Estados Unidos.
Los 42 fiscales electos dijeron en un comunicado conjunto que las nuevas leyes de estados como Alabama, Missouri y Georgia, entre varios otros, "violan los derechos constitucionales que han sido la ley del país por casi 50 años". En su texto, el grupo hace notar que "muchas de estas nuevas leyes son tan ambiguas" que criminalizan prácticamente a cualquier persona involucrada en un proceso de aborto. Algunos de los firmantes de la declaración vienen de estados que ya han restringido ampliamente el acceso a la interrupción del embarazo pero otros se desempeñan en estados en los que todavía es sencillo acceder a este tipo de intervención. El derecho al aborto en Estados Unidos está regido por el fallo de la Corte Suprema en el histórico caso "Roe vs. Wade" de 1973, que determinó que el derecho fundamental de la privacidad es "tan amplio como para abarcar la decisión de una mujer sobre si terminar o no su embarazo". En contexto: La lucha de Sol por sus derechos sexuales y reproductivos Esa decisión prevé restricciones para el procedimiento solo después del primer trimestre de embarazo. A mediados de mayo, el gobernador de Alabama, en la región sureste de Estados Unidos, aprobó la ley más dura contra el aborto en todo el país. Según la norma, el aborto queda prohibido con la sola excepción de que el embarazo ponga en riesgo la vida de la madre o si el feto está afectado por una enfermedad mortal. En otros seis estados, la legislación ha cambiado para ilegalizar cualquier tipo de aborto luego de que se detecte un latido del feto, que es cerca de las seis semanas de embarazo. Las nuevas leyes no se están haciendo cumplir en parte porque entran en conflicto con el precedente de la Corte Suprema pero quienes las apoyan, sin embargo, dicen que su objetivo real es desafiar al máximo tribunal y generar la oportunidad de revertir el "Roe vs. Wade". Es una posibilidad que puede no ser tan descabellada después de todo. La Corte Suprema está dominada actualmente por jueces conservadores y el mismísimo presidente Donald Trump se ha definido como "fuertemente provida". * Con información de AFP.