Una mujer israelí que resultó herida de gravedad en un atentado suicida perpetrado en una pizzería en Jerusalén en agosto de 2001, en medio de la Segunda Intifada, ha fallecido este jueves tras 22 años en coma, según ha confirmado su familia.
La mujer, Chana Nachenberg, tenía 31 años en el momento del atentado, que se saldó con 15 muertos, entre ellos siete niños, y alrededor de 130 heridos. La hija de Nachenberg, que se ha convertido en la decimosexta víctima mortal, de dos años de edad, resultó ilesa en el ataque perpetrado con un explosivo que contaba con clavos para que ejercieran de metralla.
El padre de la víctima, Yitzhak, ha recalcado que su hija ha muerto “tras casi 22 años de heroísmo”. “Su hija, nuestra nieta, tiene 24 años y medio ahora. Mi hija tendría que haber cumplido 53 años en un mes”, ha indicado, tal y como ha recogido el diario The Times of Israel.
El atentado fue ejecutado por Izeldín Shuheil al Masri con la colaboración de Ahlam Tamimi, quien eligió la ubicación del ataque. La mujer fue condenada a 16 cadenas perpetuas, si bien fue liberada en 2011 en un intercambio de presos por el soldado israelí Gilad Shalit, capturado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
Tras su liberación, Tamimi se trasladó a vivir a Jordania, que ha rechazado las peticiones de Estados Unidos para que sea extraditada al país norteamericano para responder por su responsabilidad en el atentado debido a que varias de las víctimas eran estadounidenses. El FBI la ha incluido en su lista de personas más buscadas.
Impactante caso médico: extraen anillo de oro de la garganta de un menor de 2 años
Un impactante caso médico tuvo lugar en la ciudad de Jerusalén, donde medios locales han descrito la historia de una habitante del barrio Shuafat, quien a mediados del pasado mes de febrero vivió una difícil situación luego de que evidenció que su hijo menor; un niño de dos años y medio se mostraba inapetente, y se negaba a recibir alimento, algo que además de provocar su debilidad, también estaba derivando en su decaimiento y mal genio.
En medio de la rara conducta de su hijo, la mujer decidió acudir a los especialistas, en tanto el menor también se quejaba de un dolor de garganta, y tras llegar al Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén, y someter al menor a varios exámenes, los galenos le informaron las verdaderas causas del dolor e inapetencia del niño.
En un diagnóstico inesperado, los médicos le informaron a la mujer que lo que generaba todas las molestias en el niño, era que este tenía atorado un ‘elemento desconocido’ en la garganta, al parecer producto de la curiosidad propia de los infantes de esa edad que terminan por echarse todo a la boca.
No obstante, la sorpresa de la madre y los médicos fue mayúscula, pues, tras someter al menor a una prueba de rayos X, estos pudieron identificar que el objeto que estaba trabado en la tráquea del niño era realmente un anillo.
Así, tras aplicar anestesia local al menor, y en medio de una maniobra difícil por el mismo desespero del niño, los doctores lograron la extracción del objeto de oro macizo, elemento que a su vez le había impedido comer por algunos días.
Tras la extracción, los médicos, especialistas en otorrinolaringología, presentaron a la madre el objeto de oro, pudiendo ella reconocer que se trataba de una joya que ella estaba echando de menos desde hace algunas jornadas.
Los especialistas destacan que afortunadamente la extracción del elemento no requirió de un procedimiento invasivo, lo que hubiese sugerido la intervención del esófago del menor, en situaciones que hubiesen requerido de un mayor periodo de recuperación y un tratamiento especial.
No obstante, gracias a las condiciones de la intervención no invasiva, el menor pudo ser dado de alta de manera inmediata del lugar, mostrando un nuevo semblante más sano y animado tras la extracción del anillo y con ello el fin de la angustiosa molestia.
Los expertos también destacaron, según recoge el Jerusalem Post, que afortunadamente el anillo se había quedado atascado en la región del esófago de tal forma que no obstruyó sus vías respiratorias, por lo que no hubo riesgo de asfixia.
*Con información de Europa Press.