Stephen Hawking abordó el tema del ‘fin del mundo’ desde varias perspectivas científicas, especialmente en relación con la física y la cosmología.
Por ejemplo, Hawking propuso que los agujeros negros podrían evaporarse lentamente a través de la radiación de Hawking. Esto sugiere que, eventualmente, incluso los agujeros negros se desintegrarían, afectando la evolución del universo.
También, El Big Freeze, una de las teorías sobre el destino final del universo, donde la expansión continua llevaría a una temperatura cada vez más baja y a un estado de entropía máxima, resultando en un universo frío y oscuro.
Pero la teoría más cercana a lo que sería el fin del mundo para Hawking, tuvo lugar en el documental ‘La búsqueda de una nueva tierra’, donde el científico advirtió que la humanidad podría disponer del planeta tierra hasta el año 2600.
“Creo firmemente que deberíamos empezar a buscar planetas alternativos para una posible habitabilidad. Nos estamos quedando sin espacio en la Tierra y necesitamos superar las limitaciones tecnológicas que nos impiden vivir en otras partes del universo”, dijo Hawking en ese momento.
El físico advirtió en otro momento que solo tenemos 100 años para abandonar la Tierra y comenzar a habitar otros planetas del universo, o enfrentar la posibilidad de extinguirnos.
En el 2010, científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, publicaron un estudio que afirmaba que las inconsistencias entre las observaciones satelitales del calor de la Tierra y las mediciones del calentamiento de los océanos equivalían a evidencia de “energía faltante” en el sistema del planeta.
“Nuestros datos muestran que la Tierra ha estado acumulando calor en el océano a un ritmo de medio vatio por metro cuadrado (10,8 pies cuadrados), sin que se observen indicios de disminución”, afirmó en ese momento Loeb y agregó: “Esta energía adicional acabará encontrando su camino de vuelta a la atmósfera y aumentará las temperaturas en la Tierra”.
Según la agencia aeroespacial, aseguró que un desequilibrio energético positivo significa que el sistema terrestre está ganando energía, lo que hace que el planeta se caliente.
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, debido a la actividad humana, atrapa el calor en la atmósfera, capturando la radiación saliente que de otro modo escaparía al espacio.
Aunque los científicos tienen evidencia concluyente de que la tendencia al calentamiento a largo plazo del planeta es impulsada por la actividad humana, aún examinan otros fenómenos que pueden afectar los cambios anuales o plurianuales en el clima, como El Niño, los aerosoles y la contaminación, y las erupciones volcánicas.