En el diario La prensa Gráfica de El Salvador se reportó la semana pasada el caso de un joven, José Andrés García Arteaga, estudiante de Ingeniería Agronómica de la Universidad de El Salvador, como una de las primeras capturas arbitrarias desde que inició el cerco militar en la ciudad de Soyapango, donde se desplegaron más de 10.000 soldados, dedicados exclusivamente a la captura de pandilleros.

El pasado 3 de diciembre, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sorprendió al mundo al presentar imágenes de los 8.500 militares y 1.500 policías que participarían en el despliegue, del cerco en Soyapango. El operativo que hace parte de la “fase cinco del Plan Control Territorial”, una fase también denominada como “extracción”, que el presidente anunció el pasado 23 de noviembre, prometió que cercará ciudades enteras, de gran tamaño, para ubicar a los pandilleros casa por casa.

José Andrés fue capturado dos días después del inicio del despliegue, el lunes 5 de diciembre.

La Facultad de Ciencias Agronómicas a la que está adscrito José Andrés, como estudiante de cuarto año, emitió un pronunciamiento tras el primer día de la detención, declarando que había sido detenido de manera injusta, “amparado en el régimen de excepción”.

Al día siguiente, la Facultad emitió de nuevo un comunicado expresando que José Andrés era un estudiante que no presenta sanciones disciplinarias y que no es un estudiante problemático. La institución añadió que el récord académico de José Andrés es destacado y exhortó a las autoridades a “tomar consideraciones necesarias para su liberación”.

La propia entidad brindó ayuda asesoría jurídica a la familia del detenido y pidió que antes de una detención “se lleve a cabo una investigación apropiada”.

En el campus se realizaron varias protestas, exigiendo la libertad del joven de 25 años.

“El Gobierno no nos garantiza la seguridad, nos está metiendo presos, nos está separando de nuestras familias solo por vivir en comunidades marginales. Los estudiantes han sido amedrentados y son violentados”, fue lo que declaró un estudiante durante la protesta, exigiendo la libertad del joven.

Los estudiantes también añadieron que la juventud estaba siendo estigmatizada en el gobierno de Nayib Bukele. Uno de los manifestantes expresó, según La Prensa Gráfica: “El delito más grande de este Gobierno es incriminar a las juventudes, aquellas que día a día están viviendo con esfuerzo para estudiar, trabajar y ser responsables, que tienen expedientes disciplinarios intachables”.

Después del inicio de esas protestas, su madre, María Griselda Arteaga, se manifestó frente a las instalaciones de la universidad pidiendo la libertad de su hijo.

De acuerdo con el diario local mencionado, la falta de información de los detenidos es una de las mayores denuncias desde el inicio del cerco militar y decenas de familias se han acercado a las autoridades, para aclarar información sobre el paradero de sus seres queridos.

La liberación

De acuerdo con la Revista Gato Encerrado, José Andrés fue finalmente liberado el viernes 9 de diciembre tras las distintas peticiones de libertad. Su madre relató a la revista cómo sucedió la captura.

De acuerdo con su mamá, los agentes de policía habían llegado en la mañana del 3 de diciembre a la casa y, sin ninguna orden judicial o de registro, le solicitaron el recibo de energía eléctrica y después iniciaron un registro a la vivienda.

Su hijo se encontraba en ese momento realizando un examen en línea de la universidad. Tras una hora de registros y cuestionamientos en la vivienda, le informaron que se llevarían a José Andrés.

“Tuve que subir a la segunda planta para poder agarrar el recibo y mi hijo estaba en su parcial; que salió del cuarto con su computadora y les dijo a los agentes que estaba en el parcial, pero no les importó eso y se metieron al cuarto para revisarlo y le pidieron sus documentos”, expresó la madre del joven.

Cuando se llevaron al joven le pidieron, además, 10 dólares, para que alguno de los policías le comprara comida. Ante los cuestionamientos de la mujer, los policías prometieron que, si “estaba limpio”, lo regresarían.

De acuerdo con la mujer, la detención se dio porque uno de los agentes dijo que el joven tenía el “perfil de colaborador” de una pandilla, sin prueba alguna.

La universidad, en uno de los comunicados, también anotó que esta no era la única detención: “No es el único caso de este tipo que se ha cometido contra miembros de la comunidad universitaria”.