Como parte de su estrategia de seguridad, el gobierno del salvadoreño Nayib Bukele continúa exaltando la que, a su juicio, es la mejor política contra los delincuentes en América Latina. La medida, bajo el estado de excepción que aplica desde marzo, se ha convertido en la principal ‘bandera’ en su administración y ha generado una lluvia de aplausos y críticas desde que entró en vigor.
Este martes 6 de diciembre, el mandatario nuevamente sacó pecho al mencionar que el país centroamericano cerraba el quinto día del mes sin reportar ningún homicidio. “Gracias a Dios. Guerra contra las pandillas”, subrayó en su cuenta de Twitter al compartir las estadísticas de las autoridades.
El comienzo de diciembre llegó a El Salvador con el despliegue de 8.500 militares y 1.500 policías en el municipio de Soyapango. Como en otros operativos, este busca localizar a varios presuntos pandilleros en una lucha ya declarada contra organizaciones como La Mara Salvatrucha. Se trata de lo que Bukele ha calificado como un avance inédito.
“Por cierto, nunca en la historia de nuestro país, se había logrado concentrar una cantidad así de tropas. La movilización de una división completa del ejército sólo estaba en manuales, pero jamás se había hecho en El Salvador. Este también es un logro logístico sin precedentes”, apuntó el presidente.
Hasta el domingo esa zona, una de las más pobladas de la nación, estaba cercada desde la madrugada. De acuerdo con cifras oficiales, en menos de 48 horas más de 100 miembros de grupos al margen de la ley habían quedado bajo arresto en ese cerco y el Estado aseguró que el control territorial ya era “totalmente” suyo.
Un día antes, Bukele anunció formalmente la nueva etapa de su estrategia gubernamental y sugirió a la población que su seguridad estaba garantizada. “Los ciudadanos comunes no tienen nada que temer y pueden continuar haciendo su vida normalmente. Esta es una operación contra los criminales, no contra los ciudadanos honrados. La #Fase5 del #PlanControlTerritorial ha iniciado”.
“No importa dónde estén”
Por su parte, el ministro de Justicia y Seguridad Pública de este país, Gustavo Villatoro, aseguró que la nueva etapa estaba dando cuenta de unos “resultados contundentes”, y que las fuerzas del orden continuaban su operativo.
“Antes ni Dios nos salvaba con los pandilleros, hoy es distinto”, es el sentir de ciudadanos como el pastor Mauricio González, quien desde el barrio La Campanera percibe positivamente la intervención militar. Con fusiles de asalto, los uniformados fueron vistos el domingo buscando casa por casa a presuntos delincuentes en las colonias y localidades de Soyapango, vecina de San Salvador (la capital).
González, de 52 años, dijo a AFP que La Campanera era prácticamente un área vetada para los residentes; pues, según él, en una década nadie de su iglesia “podía poner un pie” en ese lugar.
En la zona residen en su mayoría trabajadores de fábricas, pero también es conocida por ser el lugar en que se alberga un bastión de Barrio 18, otra de las pandillas más temidas que tiene su operación en el país. Un grupo de uniformados se ha ubicado en la calle que da acceso a La Campanera para registrar a todo el que entra y sale (sea o no en carro).
“Este es un mensaje para todos los terroristas que aún se encuentran escondidos en las comunidades de Soyapango: no importa dónde estén, los vamos a encontrar y llevar ante la justicia”, destacó por su parte la Casa Presidencial en las últimas horas.
Según el relato de algunos residentes, cuando miembros de pandillas tenían el control de la zona eran menos los negocios abiertos. A muchos les resultaba “imposible” pagar el cobro de presuntas extorsiones.
*Con información de AFP y Europa Press.