El presidente de Rusia, Vladímir Putin, lanzó hace tres semanas una feroz ofensiva en contra de Ucrania. A pesar de que se había planteado una invasión rápida, el pueblo ucraniano, encabezado por su presidente, Volodímir Zelenski, ha ofrecido una dura resistencia a las tropas de invasión rusas.
Hasta el cierre de esta edición, la balanza no se inclina hacia ningún lado, y gran parte de los frentes se encuentran estancados, con altas bajas y pérdidas en ambos bandos. En medio del conflicto, desde hace unos días se inició un proceso de negociación entre los dos países, que buscan una salida en lugar de una derrota total o una victoria parcial.
Las negociaciones empezaron con el pie izquierdo. En una de las primeras rondas se acordó la apertura de corredores humanitarios. La confianza entre las dos partes se derrumbó luego de descubrirse que la mayoría de los corredores desembocaban, casualmente, en Rusia y Bielorrusia, el principal aliado de Putin.
Además, según el Gobierno ucraniano, Rusia estaba pidiendo imposibles. Los portavoces de ambas delegaciones afirmaron que los puntos de acuerdo eran más bien pocos. Entre las exigencias de Putin, se encuentran, nada más y nada menos, que Ucrania se comprometa a no ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan); reconocer a Crimea como territorio ruso y la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk; y la desmilitarización de Ucrania.
Lo que en líneas generales piden los dos países son garantías de seguridad. Esto quiere decir que deben asegurarse de no representar una amenaza para el otro. El problema se encuentra fundamentalmente allí. Las peticiones en este aspecto son contradictorias: para Rusia la desmilitarización es clave, mientras que para Ucrania lo militar es su única garantía.
Sin embargo, y a medida que las condiciones de la guerra se van recrudeciendo, los puntos de acuerdo entre los dos países empezaron a aparecer. El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció que, a pesar de las dificultades, los dos países están llegando a acuerdos preliminares para lograr las garantías mutuas de seguridad. Mientras tanto, el presidente Zelenski afirmó que las propuestas rusas son cada vez más “realistas” y se preocupan más por los intereses ucranianos.
Así, ambos países, que empezaron a ceder terreno en las negociaciones, decidieron revisar el borrador de un pacto con 15 puntos que busca generar ganancias relativas para las dos partes en conflicto. Entre los temas de este borrador, se encuentran un alto al fuego y a las hostilidades; que Rusia se marche de Ucrania; que el Estado ucraniano se reconozca como neutral, dando al país un estatuto similar al de Austria y Suecia; y una aceptación de limitar las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Estos puntos preliminares parecen, por el momento, recoger algunas de las preocupaciones de ambos bandos o, por lo menos, han logrado moderar algunas de las peticiones principales de Rusia. La exigencia de neutralidad es más ambigua que la petición directa de negarse a formar parte de la Otan o la Unión Europea. De la misma manera, un alto al fuego parece ser un punto de encuentro conveniente para los dos. Mientras tanto, lo relacionado con la militarización es clave y podría seguir siendo objeto de disputas.
Lo que sigue
Ahora, Ucrania y Rusia quedarán ligados a la consecución de un acuerdo, que, en primera instancia, no parece fácil de conseguir. Si bien desde ambos lados hay concordancia en que debe haber una salida negociada, no hay que olvidar que están luchando a sangre y fuego en cada calle.
Lo más importante para estos países es un arreglo en el que ninguno salga totalmente derrotado. Rusia necesita verse fuerte en una guerra que parece que se le complicó más de lo planeado, pero tampoco puede exponerse como una nación con intenciones imperialistas y que se impuso sobre Ucrania.
Todo se tratará de puntos medios, pero que, sin duda alguna, estarán un poco más balanceados hacia el lado ruso, pues Putin necesita algo para verse victorioso a pesar de cualquier revés. Ese punto de celebración para los rusos será que Ucrania y su presidente desistan de unirse a la Otan, algo que parece inminente.
“Ha quedado claro que Ucrania no es miembro de la Otan. Lo entendemos. Somos gente comprensiva. Durante años hemos escuchado que las puertas estaban supuestamente abiertas, pero ya hemos visto que no podemos entrar”, dijo Zelenski, dando por primera vez muestras de resignación, además de insistir en que la guerra deberá terminar con un convenio entre las partes.
Como están las cosas, y con la confrontación estancada, no parece irreal pensar en un acuerdo de paz que perjudique más a Ucrania, pues es casi inamovible que deban reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, fuera de validar la península de Crimea como un territorio ruso tras la anexión forzada en 2014.
Igualmente, las negociaciones podrían acelerarse dependiendo de qué tan ahogado se vea Putin con los costos que le ha traído la guerra, no solo por las bajas de su ejército, que, según Estados Unidos, serían más de 7.000, sino también por las consecuencias económicas del despliegue militar intenso y de las duras sanciones financieras que ha recibido Rusia, prácticamente aislado del mundo occidental.
Sin embargo, también parece bastante irreal que Putin y su régimen piensen abandonar la ofensiva después de un alto costo sin conseguir algunos de sus objetivos más grandes. Por tanto, la negociación entre ambas partes será vital, pero todo parece ser cuestión de tiempo y que se sienten a negociar ambos Gobiernos. “Hay una serie de formulaciones de los acuerdos con Ucrania sobre el estatuto de neutralidad y las garantías de seguridad que están a punto de lograrse”, dijo el canciller ruso.
Las apuestas del lado ucraniano están en que se pueda conseguir un pacto lo más pronto posible. “A principios de mayo podría lograrse un acuerdo de paz. Quizás mucho antes, ya veremos. En una semana o dos podríamos estar ante un acuerdo de paz con la retirada de tropas (rusas) o un intento para una segunda ronda de una ofensiva”, dijo al diario Segodnya el asesor del Gobierno ucraniano Oleksiy Arstovich.
En contraste, desde Rusia saben que el camino no será nada fácil. “Hay algunos avances en varias posiciones, pero no en todas. Las posturas de las partes han sido definidas, son bastante claras, avanzamos lentamente, respetando todos los intereses de la Federación Rusa y sus ciudadanos”, dijo en un comunicado el asesor presidencial de Putin, Vladímir Medinsky.
Por primera vez desde hace más de tres semanas que comenzó la guerra en Ucrania, existe una pequeña esperanza de que el conflicto termine en una solución dialogada. Aún hay muchos obstáculos y bastantes puntos en común a los que se deberá llegar, pero es la única posibilidad a la que se aferran soldados y civiles víctimas de este cruel conflicto.