Israel asumió el martes la responsabilidad de un bombardeo que la víspera mató a siete trabajadores humanitarios que distribuían ayuda alimentaria en la asediada Franja de Gaza, asegurando que se trató de un incidente “no intencional”.
La organización World Central Kitchen (WCK) del chef hispano-estadounidense José Andrés, para la cual trabajaban las víctimas del bombardeo, anunció la suspensión de sus acciones en el territorio palestino. ”Tengo el corazón roto y estoy de luto por las familias y amigos y toda la familia WCK”, expresó el célebre chef en la red social X.
Las víctimas eran originarias “de Australia, Polonia, Reino Unido, uno con doble nacionalidad de Estados Unidos y Canadá, y Palestina”, detalló WCK, una de las pocas oenegés aún presentes en Gaza, tras casi seis meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
“Lastimosamente, ayer se produjo un trágico incidente. Nuestras fuerzas golpearon de forma no intencional a inocentes en la Franja de Gaza”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “Son cosas que suceden en una guerra (...). Estamos en contacto con los gobiernos y haremos todo lo posible para que no se vuelva a producir”, añadió, en referencia al ataque en Deir al Balah, en el centro de Gaza.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, exigió una investigación “rápida e imparcial” sobre lo sucedido, indicó el secretario de Estado, Antony Blinken. La Casa Blanca apuntó por su lado que “los trabajadores humanitarios deben ser protegidos cuando entregan ayuda que se necesita desesperadamente (...)”.
Australia denunció un acto “completamente inaceptable”. España, Reino Unido, Polonia y Alemania también exigieron explicaciones sobre lo sucedido. Llegando a un punto más amplio, Londres convocó a la embajadora israelí en su territorio por la muerte de los 3 cooperantes británicos en Gaza.
De igual manera, Canadá solicitó una “completa investigación” sobre el ataque de Israel contra un grupo de trabajadores humanitarios de la organización, pidiendo que “los responsables de estas muertes rindan cuentas”.
Gaza, confrontada a una ofensiva aérea y terrestre y a un férreo bloqueo israelí, vive una grave situación humanitaria, con sus 2,4 millones de habitantes en riesgo de hambruna, según la ONU. La guerra estalló el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas procedentes de Gaza mataron a 1.160 personas, la mayoría civiles, en el sur de Israel, según un recuento con base en datos israelíes. Entre los muertos había más de 300 militares.
Los comandos islamistas también tomaron unos 250 rehenes. Alrededor de 130 continúan en Gaza, de los que 34 habrían fallecido, según Israel. En represalia, Israel lanzó una ofensiva para “aniquilar” a Hamás que ha provocado hasta ahora 32.916 muertos, en su gran mayoría civiles, según el último balance del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás en Gaza.
Conflicto regional
El conflicto ha avivado también las tensiones regionales. Irán advirtió el martes a Israel y Estados Unidos que va a responder al ataque que mató la víspera a 13 personas, incluidos siete miembros de su Guardia Revolucionaria en Siria. La Unión Europea llamó a la “moderación” para evitar una escalada.
En la Franja de Gaza, Israel anunció el lunes la retirada de sus tropas del hospital Al Shifa, tras dos semanas de operativo en el que asegura que mataron a unos 200 combatientes. Un portavoz de la agencia de defensa civil de Gaza dio cuenta de 300 muertos por la operación israelí. Imágenes tomadas tras la retirada israelí mostraron el hospital reducido a un campo de escombros y ruinas.
En las inmediaciones del complejo, médicos y civiles dijeron que se recuperaron más de 20 cadáveres, algunos de ellos aplastados por los vehículos militares durante su retirada. Todo esto mientras las negociaciones mediadas por Catar, Egipto y Estados Unidos para un alto el fuego están totalmente estancadas, con las dos partes acusándose mutuamente del fracaso hasta el momento del proceso.
Con información de AFP.