Espacios aéreos europeos, canadienses y estadounidenses cerrados a los aviones rusos, sanciones europeas y relaciones cortadas por parte de los dos principales constructores aeronáuticos: la invasión a Ucrania por Rusia puede costar caro a la aviación comercial rusa, según expertos.

Boeing anunció el martes que suspendía “los servicios de repuestos, mantenimiento y apoyo técnico para las compañías aéreas rusas”, así como sus “operaciones mayores” en Moscú.

De su lado, “conforme a las sanciones internacionales en vigor, Airbus suspendió los servicios de asistencia a las compañías aéreas rusas, así como el suministro de repuestos”, indicó la empresa europea.

Los aparatos de ambas empresas constituyen la mayoría de la flota comercial rusa. De mil aparatos en servicio en ese país, cerca de 370 son Boeing y 340 Airbus.

Y Rusia se arriesga a que le retiren una parte de sus aviones: tres cuartas partes pertenecen no a las aerolíneas rusas, sino que son alquilados, según la base de datos de la publicación especializada Aviation Week.

El perímetro de las sanciones “posibilita a todos los aviones de propietarios de la UE regresarlos a la Unión europea”, indicó un funcionario europeo. Añadió que está “en contacto con varias empresas de leasing en Irlanda”, donde muchas de ellas tienen su sede.

Respecto al mantenimiento, “el impacto inmediato es débil, pero fuerte a mediano plazo”, considera Bernard Vilmer, experto aeronáutico en el gabinete Icare.

Cada pieza de avión tiene un sistema de trazabilidad destinado a garantizar la certificación internacional del avión. “Ese protocolo drástico facilita llegar a tasas de accidentes muy bajas”, indicó a la AFP.

“Desde el momento en que se sale de las vías de suministro normales y de trazabilidad del mantenimiento, se puede entrar en una espiral infernal que conducirá a accidentes. Es lo que pasa en Irán”, según él.

Canibalización

Afectado por el embargo, Irán “canibalizó” los aparatos para recuperar repuestos y luego aumentaron los accidentes.

Todo dependerá de la tolerancia que dé a las compañías el regulador ruso en materia aérea.

“Las autoridades pueden tomar decisiones para favorecer el tráfico aéreo” en detrimento de la seguridad, teme un experto de la seguridad aérea que habló a condición de conservar el anonimato.

Rusia, que se extiende a lo largo de 11 husos horarios, es muy dependiente de los enlaces aéreos para dar servicio en su inmenso territorio.

“Los Estados tienen libertad para imponer sus propios criterios” de navegabilidad, como ampliar el número de horas de vuelo entre dos pasos obligatorios por el taller, indica este experto.

“Hay márgenes de seguridad y de tolerancia decididos por los fabricantes y los encargados de certificar” los aviones, recuerda Vilmer.

El riesgo a futuro para los aviones rusos es, según él, ingresar en listas negras y verse expulsados del espacio aéreo de los países limítrofes por seguridad, al no respetar las reglas de los fabricantes o de las autoridades certificadoras de los Airbus y Boeing, la EASA en Europa y la FAA en Estados Unidos.

Además de la “canibalización”, las compañías pueden también sentirse tentadas a conseguir repuestos en el mercado paralelo, para el cual “existe un mercado” de piezas traficadas o falsificadas.

Compañías poco escrupulosas de otros países podrían comprar más repuestos de lo necesario para luego revenderlos.

“Pero eso solo puede durar un tiempo”, la trazabilidad de las piezas hace que el constructor termine por saberlo, añadió Vilmer.

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*Con información de la AFP.