El pasado 15 de febrero, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua retiró la nacionalidad a 94 nicaragüenses que salieron del país, acusados de traición a la patria. La acción fue tomada por el Tribunal de Apelaciones de Managua, después de que el pasado 9 de febrero el régimen expulsara a 222 presos políticos a Estados Unidos, despojándolos de varios derechos políticos y también de su nacionalidad nicaragüense.

¿Qué significa quedarse sin nacionalidad?

El término apátrida hace referencia a una condición que viven millones de personas en el mundo, que se ven privadas de tener una nacionalidad.

Juan Lorenzo Holmann Chamorro es uno de los 222 presos expulsados de Nicaragua, que fue despojado de su nacionalidad. | Foto: Imagen compartida por CPJ

De acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, una persona apátrida se define como alguien que “no es considerada como nacional suyo por ningún Estado conforme a su legislación”. Algunas personas no pierden su nacionalidad, sino que nacen en situación de apátridas.

La pérdida de la nacionalidad se puede convertir en un obstáculo para los trámites más sencillos, y que normalmente no son problema para ninguna persona. La Acnur considera el ser apátrida como un riesgo para acceder a los derechos fundamentales: “Las personas apátridas pueden tener dificultades para ejercer sus derechos fundamentales como la educación, la salud, el empleo y la libertad de movimiento. Si se ven privadas de estos derechos, se ven confrontadas a una vida llena de obstáculos y decepciones”.

¿Por qué hay gente sin nacionalidad?

De acuerdo con la Acnur, la causa más común de pérdida de nacionalidad no es que los gobiernos la revoquen, sino la discriminación que ejercen algunos Estados con las minorías.

La discriminación puede ser por raza, etnia, religión, idioma o género. Según la organización, “la exclusión de grupos específicos del conjunto de la ciudadanía por motivos discriminatorios se vincula con la existencia de la apatridia prolongada y a gran escala en el país de nacimiento”.

De acuerdo con la Acnur, un buen ejemplo es el caso de más 600.000 personas en el estado de Rakhine en Birmania, “que son apátridas sobre la base de la ley de ciudadanía actual, que establece que solo los miembros de ciertos grupos étnicos son elegibles para la ciudadanía”.

Myanmar. De acuerdo con la Acnur, un buen ejemplo de apatridia es el caso de más 600.000 personas en el estado de Rakhine en Birmania, “que son apátridas sobre la base de la ley de ciudadanía actual, que establece que solo los miembros de ciertos grupos étnicos son elegibles para la ciudadanía”. | Foto: REUTERS

Además, depende de la legislación respecto al nacimiento y la transmisión de la nacionalidad. Hay 25 países en el mundo cuya legislación no permite a las mujeres transmitir su nacionalidad en igualdad de condiciones con los hombres. En estos lugares sucede con frecuencia que los niños cuya identidad del padre es desconocida, o cuyos padres han fallecido, nacen sin nacionalidad.

Otras formas de no acceder a una nacionalidad

  • En muchos países las leyes no contemplan reconocer a los bebés recién nacidos como nacionales. En esos casos, si los padres no pueden transmitir a los hijos su nacionalidad por consanguinidad, los niños nacerán en esta condición.
  • Cuando por alguna razón una persona carece de documentos, no tiene un registro de nacimiento que lo vincule a un Estado, por más que sea una situación aparentemente sencilla, la persona tiene el riesgo de convertirse en apátrida.
  • En algunos países los ciudadanos corren riesgo de perder su nacionalidad, simplemente por haber residido fuera de su país durante un período prolongado, aunque es poco común.

El caso de los nicaragüenses

La Acnur define este tipo de casos como la privación de la nacionalidad: “La apatridia también puede ser el resultado de la pérdida o la privación de la nacionalidad”.

De acuerdo con los testimonios del activista político Félix Maradiaga, uno de los 222 presos que fueron desterrados a Estados Unidos, en el avión los disidentes cantaron el himno de Nicaragua: “La nicaraguanidad se lleva yo diría que espiritualmente... Seré nicaragüense hasta el día que me muera”.

Maradiaga, por ejemplo, ha venido diciendo desde hace años que el exilio, para él, no es una alternativa. “Estoy de regreso en la patria donde nací y de donde nunca más espero volver a salir forzado por expresar mi opinión”, dijo en 2019, luego de un tiempo en el exilio.

El despojo de la nacionalidad se convierte en un nuevo riesgo para quienes ejercen oposición en regímenes que carecen de condiciones democráticas, como el de Nicaragua.