SEMANA: ¿Cuál cree que será la estrategia que seguirá Maduro después de su posesión, este 10 de enero? R.R.: Nicolás Maduro le está apostando a la fórmula cubana, a tratar de mantenerse a pesar de la pauperización de la población y a que se genere una especie de status quo donde él se mantenga, donde no se dé el cambio. La diferencia es que Cuba tiene la posibilidad de hacerlo porque tiene una condición insular que medianamente se lo facilitaba, en el caso de Venezuela no es así, porque está al lado de Colombia y lo que veríamos es un aumento del proceso migratorio. SEMANA: ¿Qué tendría que pasar para que Maduro se debilitara políticamente? R.R.: Parece que los países de Europa están pensando en una especie de espacio con los países de América Latina para que se dé una negociación, pero el problema es que todavía no existen los estímulos necesarios para que él tome en serio una negociación. No sé si Maduro sería la persona para que esta se diera, quizás prosperaría con otro líder más comprometido. Nicolás Maduro cree que puede ser el Raúl Castro de Venezuela. A diferencia de algunos de los otros actores de la revolución bolivariana él está dispuesto a inmolarse con el proyecto político creyendo que tiene que jugar un papel dentro de la historia de Venezuela muy en la línea de la revolución cubana. Puede leer: Los 10 momentos más críticos entre Nicolás Maduro e Iván Duque SEMANA: Usted dice que sería más fácil el diálogo con un líder más comprometido, ¿cuál? R.R.: Sería más fácil intentar una negociación con Diosdado Cabello que es un tipo que tiene muchísimo que perder por los niveles de involucramiento en actividades ilícitas. Además, no está tan involucrado ideológicamente. El problema de Maduro es que se cree lo que dice. Cabello es más pragmático en algunas cosas. Sin embargo, no existen los estímulos suficientes para que den su brazo a torcer. SEMANA: ¿Y la presión que está ejerciendo la comunidad internacional no sirve? R.R.: La comunidad internacional ha generado una serie de sanciones impidiendo que puedan desplazar capitales hacia otros países, que incluso sus familiares y amigos se vean bloqueados para traspasarles sus bienes, pero la lógica internacional no es la que tumba este tipo de gobiernos, tiene que ser la lógica interna y ahí si se podría dar el estímulo para que haya negociación. Un líder del gobierno de Maduro que se revelara ante Maduro, ahí podría haber una fractura importante en el chavismo. En este momento están dispuestos a mantenerse en el poder. Cuando uno ve los discursos de Maduro, a veces se pregunta si realmente se están creyendo ese cuento porque su discurso es absolutamente ajeno a la realidad del país. Maduro incluso cree que puede enviar un ultimátum a la comunidad internacional tras el comunicado del Grupo de Lima, ese es un mensaje absolutamente confrontativo. ¿Cuál es la posibilidad real que tiene Venezuela para tratar de enviar ese mensaje? ¿Cree que tiene los dientes para hacer algo? En contexto: Maduro amenaza y da 48 horas al Grupo de Lima para rectificar su postura sobre Venezuela SEMANA: ¿Cuál es el peor escenario que podría darse en Venezuela con la continuidad de Nicolás Maduro en el poder? Ronal Rodríguez: Puede que Venezuela logre que Nicolás Maduro salga del poder, pero que no se genere una autoridad que pueda controlar el Estado, sino que quede acéfalo y que los diferentes actores que se han venido lucrando con la revolución bolivariana no estén de acuerdo con una transición y una reconstrucción de la legalidad, sino que por el contrario empiecen a socavar ese proceso. En ese escenario, podría pasar que el chavismo- madurista se convierta en una fuerza subversiva que vinculado con el ELN genere desestabilización. Viendo los peores escenarios también está la posibilidad de que Venezuela regrese a ese siglo XIX caudillista donde cada uno se aferraba a un pedazo de territorio y se convertía en la autoridad, eso es posible porque los recursos de Venezuela lo permiten. Estaríamos ante una ruptura del Estado, lo vimos en Libia con la salida de Muamar Gadafi. Le sugerimos: Ante la nueva posesión de Maduro SEMANA: ¿Si bien Maduro fue el sucesor de Chávez, qué tanto se ha apartado su figura de la de Chávez? R.R.: Creo que la coyuntura que está viviendo Venezuela hoy en día es la consecuencia de las decisiones que tomó Hugo Chávez en materia económica, como el control de cambio, la estatalización de la producción y distribución alimentos. También en direccionar los recursos de salud hacia las misiones y sacarlos del sistema estatal generando una especie de estado paralelo con la misión Barrio Adentro y la misión Robinson. Todos estos fueron instrumentos creados por Hugo Chávez que desestructuraron el Estado venezolano y que hicieron que colapsara socialmente. Pero Chávez tuvo la fortuna de fallecer antes de que le tocara hacerse responsable de las consecuencias. Nicolás Maduro se preocupa menos por fingir, Chávez en medio de todo era un maestro de la oratoria y un maestro a la hora de lavarse las manos. Maduro a diferencia de su mentor ha ido más allá en la usurpación de los medios de comunicación y la libertad de expresión, Chávez sabía que tenía que dejar algunos espacios y para evitar la presión internacional. Maduro está dispuesto a hacer lo que hizo Fidel Castro con Cuba: irse al límite. SEMANA: Maduro es considerado un bufón por sus críticos, pero él mismo se burla de ello, ¿por qué cree que lo hace? R.R.: Desestimo que Nicolás Maduro sea torpe y bruto como la mayoría de la gente lo cree, es un tipo bastante hábil y poderoso que sabe cómo administrar ese poder. Ha orquestado todo para mantenerse en el poder. Ha diferencia de lo que se suele pensar de que es un bruto, un chafalote, un tipo que ni siquiera sabe hablar, creo que muchas de esas cosas son puestas en escena. Está dispuesto a inmolar al estado venezolano por la materialización de un proyecto político que ideológicamente se construyó en el siglo pasado, cree que está haciendo justicia y que el precio de esta implica pasar por ese sacrificio.