Nicolás Maduro de un tiempo para acá ha tratado de acercarse a la administración de Joe Biden en Estados Unidos. Aunque sigue denunciando al “imperialismo yanqui”, el mandatario ha permitido que una buena cantidad de dólares circulen y la débil empresa privada florezca. Por lo que la petición era inminente. Maduro le manifestó que “era hora de hacer un trato”.
No obstante, el mandatario fue claro. Aunque intente acercar los caminos diplomáticos con Estados Unidos para flexibilizar un poco las sanciones, Maduro se atrevió a afirmar que Venezuela está libre de toda opresión estadounidense, catalogadas como irracionales, extremistas y crueles. Además, reconoció el papel de sus principales aliados (Irán, Rusia, China y Cuba) en este proceso.
De igual forma, se refirió a la imagen internacional que emana el país y su gobierno, y la calificó como una campaña financiada para “demonizarlo” a él y a su administración que hasta el momento, según él, “ha tenido grandes resultados”.
Sin embargo, aunque el país sudamericano cuenta con unas inmensas reservas de petróleo, las mayores del mundo, le ha sido imposible extraerlo por las sanciones impuestas. El país hace rato pide a gritos recuperar el acceso a la deuda mundial y a los mercados de materias primas después de dos décadas de transformación anticapitalista. El país está en quiebra.
“Si Venezuela no puede producir petróleo y venderlo, no puede producir y vender su oro, no puede producir y vender su bauxita, no puede producir hierro, etcétera, y no puede generar ingresos en el mercado internacional, ¿cómo se supone que debe pagar a los portadores de bonos venezolanos? “, dijo Maduro, de 58 años, con las palmas de las manos hacia arriba en señal de apelación. “Este mundo tiene que cambiar. Esta situación tiene que cambiar “.
Sin embargo, el mandatario venezolano entiende que la administración de Joe Biden es muy diferente a la de Donald Trump. El republicano no tardó en imponer sanciones a Caracas y en reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente. El objetivo claro del exmandatario estadounidense era expulsar a Maduro del cargo. No obstante, el presente es muy diferente.
Guaidó hoy está marginado y su poder es cada vez más nulo en el país y en la comunidad internacional. Los venezolanos están sufriendo más que nunca por la situación del país y Maduro sigue aferrado, más que nunca, al poder en Venezuela. No obstante, hay una gran preocupación para el régimen y son las sanciones internacionales que cada vez más afectan la gobernanza en el país.
Es por esta razón, que Maduro ha optado por ceder terreno con la oposición. Todo con el fin de aliviar un poco las sanciones para que paulatinamente se abran las puertas a la inversión extranjera que cree empleos y por ende reduzca la miseria.
“Venezuela se va a convertir en la tierra de las oportunidades”, dice. “Estoy invitando a inversores estadounidenses para que no se queden atrás”.
En los últimos meses, los demócratas, incluido Gregory Meeks, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el representante Jim McGovern y el senador Chris Murphy, han argumentado que Estados Unidos debería reconsiderar su política. Maduro ha estado esperando una señal de que el gobierno de Biden está listo para negociar. “No ha habido un solo signo positivo”, dice. “Ninguno.”
No obstante, la realidad es muy diferente. Las sanciones impuestas por la administración Trump están más vigentes que nunca. Todas impuestas por la violación de derechos humanos, elecciones amañadas, narcotráfico, corrupción y manipulación de divisas. Si bien la política de Biden de restaurar la democracia con “elecciones libres y justas” es notablemente diferente de la de Trump, Estados Unidos aún considera a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela.
Una diferencia que Maduro ve como su más grande salvavidas. Es por esta razón que hace unos meses inició su camino de reconciliación con el traslado de seis ejecutivos, cinco de ellos ciudadanos estadounidenses, de prisión a arresto domiciliario, otorgó a la oposición política dos de los cinco escaños en el consejo responsable de las elecciones nacionales y permitió que el Programa Mundial de Alimentos ingresara al país.