Las autoridades de Argentina han retirado al expresidente boliviano Evo Morales la condición de refugiado que le había sido concedida a finales de 2019 el anterior presidente, Alberto Fernández, tras la crisis política desatada en Bolivia después de las elecciones presidenciales de octubre de ese año.
“Se ha dado por finalizada la condición de refugiado de Juan Evo Morales Ayma. Fin”, ha señalado el portavoz del Gobierno de Argentina, Manuel Adorni, en su perfil oficial de la red social X. Morales ha vuelto a la escena pública en Bolivia al perfilarse como candidato para las elecciones del año que viene.
Después, el ministerio de Justicia de Argentina emitió un comunicado a través de sus redes sociales en el que asegura que Morales “fue recibido con privilegios injustificados, pese a las graves acusaciones que pesaban sobre él, entre ellas corrupción, fraude electoral y persecución política de opositores”.
“Desde entonces, ha retomado su liderazgo en la política boliviana, actualmente gobernada por un dirigente de su partido político, y ha viajado libremente a su país de origen. Esto demuestra que no enfrenta los peligros que justifican la protección humanitaria del refugio”, agrega el comunicado.
Finalmente, el gobierno de Milei aseguró que “este gobierno de ninguna manera utilizará los recursos de los argentinos para proteger a criminales, terroristas o intento de dictadores. No ayudamos a quienes siembran el terror y atentan contra la democracia”.
Morales dimitió a mediados de noviembre de 2019 después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) detectara “irregularidades” en las anteriores elecciones presidenciales. En un primer momento, se instaló en México como asilado político, si bien más tarde solicitó poder quedarse en Argentina, donde se encontraban sus dos hijos.
El expresidente llegó a Argentina a mediados de diciembre en un operativo secreto desde Cuba, a donde había viajado la semana anterior desde México por razones médicas. Las autoridades argentinas informaron en un inicio de que Morales gozaba de asilo político, si bien más tarde se le reconoció como refugiado.
A finales del mes pasado, el gobierno de Bolivia interpretó como una amenaza a la “continuidad del orden democrático” el ultimátum que lanzó el exmandatario Evo Morales al presidente Luis Arce para que en 24 horas cambie su gabinete “si quiere seguir gobernando”.
Morales encabezó una marcha de siete días que culminó la víspera en La Paz, donde dio un encendido discurso contra el gobierno que apoyó en el pasado.
En el recorrido de unos 190 kilómetros desde la población de Caracollo hubo varios enfrentamientos violentos entre manifestantes armados con palos, piedras y explosivos, unos a favor de Morales y otros de Arce.
“Si Lucho quiere seguir gobernando, primero —en 24 horas— que cambie a ministros narcos, a ministros corruptos, a ministro drogos [drogadictos], que cambie a los ministros racistas”, advirtió el líder indígena ante miles de seguidores, sin mencionar a ningún funcionario en particular.
*Con información de AFP y Europa Press.