Adriana Reyes, la madre del joven de 18 años, Salvador Rolando Ramos, que mató a 19 niños y a dos de sus maestras de la escuela primaria de Uvalde (Texas), aseguró que su hijo “no era un monstruo”, si bien podía llegar a ser “agresivo”.
“A veces tenía una sensación incómoda, como ‘¿qué estás haciendo?’”, contó Reyes en una entrevista desde su propia casa a la cadena ABC.
“Él podía llegar a ser agresivo si realmente se enfadaba (...). Todos tenemos rabia, pero algunas personas tienen más que otras”, dijo.
Reyes aseguró que no tenía conocimiento de que su hijo hubiera comprado armas y se mostró consternada por los pequeños que murieron.
“Esos niños... No tengo palabras. No sé qué decir sobre esos pobres niños”, expresó entre lágrimas.
Un día antes que ella, fue su abuelo Rolando Reyes quien habló también para la cadena ABC. Al igual que la madre, aseguró no saber que compró armas, las cuales fueron adquiridas entre el 17 y el 20 de mayo, según la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (BATFE) de Estados Unidos.
“No me gustan las armas. No puedo estar cerca de las armas. Odio cuando veo todas las noticias, todas esas personas a las que les disparan”, dijo el abuelo, quien reconoció tener antecedentes penales y que por ello no tiene armas en casa.
Reyes describió como “muy callado” a su nieto, quien esa mañana discutió con su abuela por una factura telefónica, pero apunta que fue una riña “nada significativa”.
Días después de cumplir 18 años, la edad legal para comprar armas de fuego en Texas y otros varios estados, Ramos adquirió dos rifles de asalto AR-15, con uno de los cuales irrumpió en la escuela primaria de Uvalde. Después de atrincherarse en una de las aulas del centro, ejecutó a sus víctimas antes de poder ser abatido por un guardia de la Policía Fronteriza que en ese momento estaba fuera de servicio.
Los 19 niños asesinados tenían edades comprendidas entre los 8 y los 10 años. Se trata ya del ataque armado a un centro escolar más mortífero de la historia de Estados Unidos. Otras 17 personas resultaron heridas, entre ellas tres agentes.
La abuela de Ramos, quien recibió un disparo de su propio nieto, está hospitalizada y se encuentra estable. Ella fue quien alertó a las autoridades.
Las armas son ahora la principal causa de muerte de niños en EE. UU.
Las armas de fuego superaron a los accidentes de automóvil como principal causa de muerte entre los menores estadounidenses, con datos oficiales que muestran un fuerte incremento de asesinatos con armas como la masacre en una escuela de Texas.
En términos generales, 4.368 niños y adolescentes de hasta 19 años murieron por causa de disparos en 2020; una tasa de 5,4 cada 100.0000, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Casi dos tercios de las muertes fueron homicidios.
En comparación, hubo 4.036 muertes relacionadas con vehículos, anteriormente la principal causa de muerte en ese grupo etario.
La brecha se fue cerrando desde que en las últimas décadas se mejoraron las medidas de seguridad en el tránsito, mientras que las muertes por armas fueron creciendo.
Las líneas de tendencia se cruzaron en 2020, último año del que se disponen datos, según un hallazgo encontrado en una carta publicada la semana pasada en la revista New England Journal of Medicine (NEJM).
Los autores de la carta advirtieron que los nuevos datos eran consistentes con otras evidencias de que la violencia con armas aumentó durante la pandemia de covid-19 por razones que aún no están totalmente claras. Advirtieron, empero, que “no puede suponerse que se revertirá a los niveles prepandemia”.
Los datos actualizados de los CDC muestran que casi el 30 % de las muertes fueron suicidios, apenas 3 % fueron decesos no intencionados y 2 % corresponden a intentos no esclarecidos.
“Consecuencias mortales”
Una pequeña cifra fue categorizada como “intervención legal” o autodefensa.
Las muertes impactaron desproporcionadamente a niños negros y adolescentes, los cuales fueron cuatro veces mayores a las de niños blancos, para los cuales los vehículos siguen siendo su mayor amenaza.
El segundo grupo más afectado fue el de los indoamericanos. Los varones están seis veces más expuestos que las mujeres a morir.
En lo que hace a regiones, la capital de Estados Unidos, Washington, tiene la mayor tasa, seguido por Luisiana y Alaska.
Los datos sirven para destacar que los tiroteos masivos, como el del martes en la escuela de Texas, son apenas una pequeña fracción en el total de niños muertos por armas de fuego.
“Desde los años de la década de 1960, continuos esfuerzos estuvieron dirigidos a evitar las muertes por vehículos a motor”, escribieron los autores de otra reciente carta publicada en NEJM y contrastaron la situación con la de las armas de fuego, cuyas reglamentaciones, en cambio, has sido atenuadas.
Holden Thorp, editor jefe de la influyente revista Science, publicó el jueves un editorial en el que llamó a investigar más el impacto de las armas en la salud pública para así avanzar en cambios de política.
“Los científicos no deben quedarse al margen y ver cómo otros luchan contra esto”, escribió.
“Una mayor investigación del impacto de la posesión de armas en la salud pública dará más evidencias de sus mortales consecuencias”, añadió tras señalar que enfermedades mentales severas, a menudo consideradas causales de tiroteos masivos, eran prevalentes en niveles similares en otros países donde no se presentan frecuentes tiroteos masivos.
*Con información de Europa Press y la AFP.