Han pasado solo dos días desde la terrible masacre en la Escuela Primaria Robb de Uvalde en Texas, Estados Unidos, en la que un psicópata acabó a tiros la vida de al menos 19 niños y dos de sus profesoras. Conforme pasan las horas se conocen más detalles del inesperado tiroteo, en el cual se ha empezado a poner atención en la forma en que actuó la Policía ante esta situación.

Algunas personas que fueron testigos del momento en el que se llevaba a cabo el tiroteo en la escuela, aseguraron que le pidieron varias veces a la Policía ingresar al centro educativo para lograr salvar a las víctimas, hecho que no se llevó a cabo por los agentes, lo que provocó que un ciudadano intentara entrar por su cuenta a salvar a los niños, hecho que fue evitado por los mismos uniformados.

El asesino fue identificado como Salvador Ramos, de tan solo 18 años, y, según la información de las autoridades de Texas, estuvo al menos una hora en los interiores de la escuela primaria antes de ser dado de baja por la Policía y después de haber llevado a cabo la terrible masacre.

Uno de los testigos de lo ocurrido se identificó como Juan Carranza y habló para la agencia de noticias AP, en la que afirmó que desde las afueras de su propia casa le pidió varias veces a la Policía que entraran a la escuela, que incluso había muchas mujeres en el lugar que gritaban “¡Entren! ¡Entren!”, sin embargo, la Policía decidió no ingresar.

Uno de los padres de familia que tuvo que ver morir a una de sus hijas en la masacre, aseguró a los medios de comunicación que llegó a la escuela cuando se enteró de lo que estaba sucediendo. Allí, vio a los policías a las afueras del centro educativo. En ese momento, junto a otras personas, le sugirieron a los uniformados ingresar y detener al psicópata.

Por lo que afirmó que en el desespero la gente estaba intentando entrar por su cuenta, ya que los policías no estaban haciendo nada y se mostraban completamente desconcertados con la situación. “No estaban preparados”, aseguró Javier Cazares a AP.

Según la información de las autoridades, el asesinó ingresó y se encerró en uno de los salones de clase. Los uniformados llegaron hasta ahí, pero tuvieron muchas dificultades para ingresar al salón. Ramos habría estado en ese lugar entre 40 minutos y una hora, hasta que los policías pudieron detenerlo. Así lo informó el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw.

“Entraron a ese salón de clase y se encargaron de la situación lo más rápido que pudieron”, afirmó Raúl Ortiz, jefe de la Patrulla Fronteriza en defensa de los agentes que ingresaron y mataron a Ramos. Sin embargo, cuando ocurrió esto, él ya había asesinado a las dos profesoras y a 19 niños que estaban entre los ocho y 10 años.

El asesino, Salvador Ramos, estaba equipado con una variante civil de un fusil de asalto militar concebido para dejar el mayor número de víctimas posibles en un tiempo récord.

Conocido en Estados Unidos como AR-15, es un fusil semiautomático que tiene múltiples versiones. Su diseño militar es M16, que puede ser descargado en modo automático.

Pero incluso antes, los AR-15, de venta libre, ya habían demostrado su triste eficacia en la serie de tiroteos que enlutaron a Estados Unidos. “No existe diferencia importante entre estos (fusiles) y armas militares”, resaltó el Violence Policy Center, un centro de estudios especializado.