España defendió este domingo ser un destino turístico seguro que tiene "controlada" la situación por los brotes de coronavirus, en reacción a la cuarentena impuesta por Reino Unido para personas provenientes de España, una abrupta decisión que disgustó a viajeros y operadores turísticos. "Estamos conmocionados, no lo veíamos venir, de lo contrario no habríamos viajado", confió a la agencia británica PA Jill Witte, una mujer de 53 años que llegó este domingo desde Barcelona al aeropuerto londinense de Gatwick, junto a su marido e hijos. Por su parte, Neal Evans, un británico de 49 años que pasó el domingo en Torremolinos, una playa de Andalucía, dijo a AFP: "No es justo para los británicos, y no es justo para los españoles, que tienen que cuidar sus trabajos y empleos". Aún respetando la decisión británica, Madrid se esforzó en mostrar que disentía de la medida de Londres, que ordenó que desde este domingo se aíslen por dos semanas quienes lleguen desde suelo español.
"España es un país seguro. Al igual que otros países europeos, España tiene rebrotes. Esto no es inusual. Lo más importante es que España está haciendo un gran esfuerzo para controlar estos rebrotes", señaló a periodistas la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Los tres "grandes brotes" que vigilan las autoridades sanitarias, de los más de 280 activos de covid-19 en el país, en Barcelona, Zaragoza y Lérida (noreste), "están controlados", insistió la ministra. Ante la aceleración de los contagios en España, donde los casos registrados diarios se han triplicado en los últimos días, otros países tomaron medidas: Noruega impuso una cuarentena, en su caso de diez días, a los llegados desde territorio español, mientras que Francia desaconsejó visitar Cataluña, una región fronteriza muy turística que ha visto aumentar los casos. La medida del gobierno británico entró en vigor a la medianoche del sábado, apenas unas horas tras su anuncio, lo que sorprendió a muchísimos viajeros en España, principal destino turístico de los británicos, incluido el ministro de Transportes, Grant Shapps, en territorio español de vacaciones.
La forma "francamente desorganizada" de hacer el anuncio ha causado "angustia" entre los viajeros, que quedaron "confundidos y desamparados", criticó en Sky News el diputado opositor del partido laborista Jonathan Ashworth. ¿Por qué "no nos advirtieron con mayor antelación" por parte del gobierno?, se preguntó de su lado el operador turístico británico Tui, cuyos cálculos indican que varios miles de británicos viajaron a España durante el fin de semana. "No nos disculparemos" Pero el gobierno británico defendió la medida. "No nos disculparemos" por haber adoptado "esta decisión lo más rápido posible", dijo el canciller Dominic Raab. La ministra González Laya informó que Madrid mantiene discusiones con Londres para excluir las islas de Canarias y Baleares, unos destinos turísticos "muy controlados" con cifras de contagios "muy por debajo de los datos epidemiológicos en el Reino Unido". Ambos archipiélagos, pero también otras zonas visitadas en verano, buscan salvar parte de una temporada turística ya muy resentida por la pandemia del coronavirus, en este país donde el turismo supone un 12% del PIB.
La aceleración de los contagios en algunas zonas de España, sobre todo en el noreste del país, ha llevado a varias regiones ha implementar medidas, como restricciones en el número de personas que pueden reunirse o el refuerzo de la obligatoriedad de la mascarilla, so pena de multa. En Cataluña, con casi la mitad de los nuevos casos detectados, las autoridades pidieron desde hace diez días a los residentes del área metropolitana de Barcelona quedarse en casa y el viernes cerraron todos los locales de ocio nocturno, identificados como focos de contagio. Pese a la situación, la basílica de la Sagrada Familia en Barcelona celebró la tarde del domingo una misa por las víctimas de la covid-19, con un aforo bastante reducido y medidas de seguridad como la toma de temperatura a los asistentes. El gobierno de España, donde la pandemia ha dejado más de 28.400 decesos, descarta un nuevo estado de alarma, un régimen de excepción que permitió un férreo confinamiento de los españoles desde mediados de marzo hasta el 21 de junio.