No es un chiste. El Gobierno de Venezuela tiene una absoluta claridad de por qué hay una escasez nacional de papel higiénico: porque la gente come más. Obvio. A ninguno de los críticos del chavismo se les hubiera ocurrido una explicación tan natural. Al oficialismo sí. El presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Elías Eljuri, sostuvo que el desabastecimiento de papel higiénico que sufre el país se debe a que “los venezolanos están comiendo más”. El funcionario expuso dicho argumento al hacer pública la Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares, en la que aseguran que el 95% de los venezolanos “come tres veces por día y más”. Lo dijo con orgullo de los logros de revolución venezolana. Sin embargo, a muchos de los ciudadanos el argumento no les pareció tan serio. Al contrario, lo tomaron como una burla. “Esa es la mirada de la derecha y de sectores contrarrevolucionarios”, replicó él convencido de su estadística: tres comidas diarias, más idas al baño y, lógico, más gasto de papel. Recientemente, el Congreso de Venezuela aprobó la importación de 50 millones de rollos de papel higiénico. Al respecto, los diputados opositores Iván Colmenares y José Manuel González, también respondieron con su propia estadística: “esta cantidad solo durará una semana”. Venezuela tiene casi 30 millones de habitantes. Es decir, toca de rollo y medio por habitante. En tanto, el diario El Nacional de Caracas reportó que los consumidores deben hacer una cola de dos horas para adquirir papel higiénico en los supermercados y muchos expresan que los venezolanos “somos el hazmerreír del mundo” por la odisea que viven ante la escasez de dicho producto. El Gobierno venezolano anunció entre tanto la declaración de guerra al desabastecimiento de productos de consumo masivo, una escasez cíclica que esta vez afronta con importaciones estatales y un diálogo con empresas privadas. Según la agencia Efe, el último turno en esos diálogos fue para empresarios de la salud, fármacos y artículos afines, necesitados de importaciones que van desde tomógrafos hasta medicinas básicas, ante quienes el ministro de Comercio, Alejandro Fleming, admitió que el control estatal de divisas está siendo aprovechado por “empresas parasitarias”. Un día después de que el pleno del Parlamento aprobara un crédito de 82,3 millones de dólares para la importación del papel higiénico, Fleming dijo que el Gobierno hará “frente a los sectores parasitarios” que han creado “empresas de maletín” para acceder a las divisas a la tasa oficial. En el marco de un control estatal de cambio en vigor desde hace diez años, por cada dólar requerido por empresas y particulares, lo que entraña engorrosos trámites burocráticos con justificaciones de todo tipo, el Estado pide 6,3 bolívares, cotización que fácilmente se triplica y hasta cuadruplica en el ilegal mercado paralelo. “Hay muchas (empresas de maletín), y tenemos que hacerle frente porque distorsionan la economía” al vender en el mercado ilegal las divisas obtenidas en el mercado legal, admitió el ministro. En una primera reacción a la denuncia, el presidente del mayor gremio empresarial de Venezuela, Jorge Botti, recordó que él ha denunciado periódicamente la corrupción, que achaca a los controles estatales, y descartó que las empresas denunciadas sean parte de Fedecámaras. “El problema está en el modelo económico, en controles estatales que permiten la corrupción, que generan desabastecimientos”, añadió el titular de Fedecámaras, promotor del libre comercio y de que el Estado no pase de ser un ente regulador de la actividad económica. Botti felicitó la decisión del Gobierno del presidente Nicolás Maduro de llamar al diálogo a los empresarios, pero lo exhortó a que avance y que próximamente se reúna con él y otros dirigentes de los gremios empresariales para debatir sobre el modelo productivo y no limitarse “a buscar soluciones a problemas coyunturales”. En medio de esta discusión, Elías Eljuri dio su polémica declaración: “No hay papel higiénico porque ahora comemos más”. Las críticas provienen del imperialismo que se disgusta porque ahora la gente puede comer más, justifica el hombre que maneja la estadística en Venezuela.