Días antes de la coronación de Carlos III, Terrance Drew, primer ministro de Saint Kitts y Nevis, posaba junto a otros dignatarios alrededor del monarca británico.
Sin embargo, tras participar como invitado en la fastuosa ceremonia en la Abadía de Westminster, el político ha dejado saber que su consigna frente a Carlos es ‘juntos, pero no revueltos’, pues prometió llevar a cabo una consulta pública al respecto de si los isleños quieren que su país se convierta en una república.
Saint Kitts y Nevis son dos islas que conforman un pequeño estado del Caribe y hacen parte de las otras catorce naciones, aparte del Reino Unido, en que Carlos también es jefe de Estado. Tal es una figura a la que acudieron muchas naciones que conformaron el imperio británico, como Canadá, Australia o Jamaica, tras dejar de ser colonias, pero, con el tiempo, muchas de ellas cambiaron de opinión. Así, la reina Isabel II, madre del actual rey, comenzó siendo soberana de 32 estados independientes y terminó con 15, incluido el Reino Unido.
Con Carlos, la lista parece que se seguirá reduciendo. Por los días de la coronación, Jamaica y Belice manifestaron su deseo de no tenerlo más como rey y ahora se suma el estado caribeño, con las fuertes declaraciones de su primer ministro.
Para él, su patria “no es totalmente libre” por tener a Carlos como su jefe de Estado y, enfáticamente, pidió una disculpa a la monarquía por sus lazos históricos con el comercio de esclavos, en el que fueron vendidos muchos antepasados de los actuales nativos de las islas.
El Palacio de Buckingham, informó The Times, de Londres, manifestó que la esclavitud es un asunto que el rey “se toma seriamente” y reconoce que los arreglos constitucionales de los estados en que es jefe de Estado son, “totalmente, un asunto sobre el cual cada país decide”.
Además de los 15 países en donde reina, Carlos también es la cabeza de la Commonwealth, una asociación de 56 países independientes, la mayoría de los cuales fueron colonias británicas en el pasado.
Pues bien, por los días previos a la ceremonia en la Abadía de Westminster, doce integrantes de la organización también manifestaron su deseo de que el rey reconozca y pida perdón por los efectos y presente legado del “genocidio y colonización” de Gran Bretaña.
Ahora, el primer ministro Drew se une a ese pedido con frases contundentes. “Creo que el reconocimiento de que se hizo algo mal y una disculpa por ello, es un paso en la dirección correcta”, le expresó a la BBC de Londres, desde Basaterre, capital de las islas.
Así mismo, se refirió a las reparaciones por estos vejámenes: “No solo estamos hablando de retribución monetaria, porque no actuamos como víctimas. Se trata de cambios reales en los sistemas que todavía afectan a los afrodescendientes de manera negativa”.
Al respecto, dijo también The Times, la casa real anotó que, ya desde sus tiempos de heredero al trono, Carlos mostró su voluntad de llevar a cabo investigaciones sobre los nexos históricos entre la monarquía británica y el mercado trasatlántico de la esclavitud. Además, la institución se mostró dispuesta a contribuir con un proyecto académico que ofrecería acceso a los archivos y la colección de documentos de la monarquía.