Una ola de manifestaciones se registraron este martes en París, Francia, para rechazar la reforma a las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron. El mandatario se ha mostrado prácticamente decidido a aprobarla, pese al creciente rechazo de buena parte de los ciudadanos, quienes se han hecho sentir en las últimas semanas.
Un día antes trascendió que el Gobierno galo tenía dispuesto un dispositivo de miles de uniformados para vigilar las multitudinarias movilizaciones convocadas por los sindicatos para este 31 de enero. Las fuerzas de seguridad en esta jornada se elevaron en 1.000 agentes, en comparación con las desplegadas el 19 del mes que finaliza.
El ministro del Interior, Gerald Darmanín, confirmó esa cifra en rueda de prensa y enfatizó que la administración actual rechazaba el desarrollo de hechos violentos, pero aclaró que el Ejecutivo sabía que las manifestaciones eran un derecho.
“La protesta es un derecho constitucional. Mañana se movilizarán 11.000 policías y gendarmes, incluidos 4.000 en París, para garantizar la seguridad de las manifestaciones y mostrar firmeza contra quienes quieren perturbar el orden público”, señaló el funcionario.
Puntos polémicos de la reforma
Las medidas que mantienen el malestar entre los franceses incluyen el retraso paulatino hasta 2030 en la edad para pensionarse: de 62 a 64 años, así como el adelanto a 2027 del imperativo a cotizar 43 años para acceder a una jubilación completa (un año más que ahora). Cientos de ciudadanos han llegado al punto común de que no haya cambios en su retiro.
“No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años. No es viable, ni física ni moralmente”, dijo a AFP Sylvie Dieppois, una ayudante de cocina que salió a las calles en la ciudad de Ruán (noroeste). Entre los interrogantes para esta jornada estaba si sus impulsores lograrían superar el número de participantes que los congregados hace casi dos semanas (cerca de 1,12 millones).
Los servicios de inteligencia calculaban una cifra similar de manifestantes para este martes. Los primeros números de las autoridades apuntaron a una asistencia levemente mayor: 28.000 en Nantes, 13.000 en Ruán y 12.000 en Le Havre, por ejemplo.
El pedido de los manifestantes
Hay “más gente” en la calle, dijo Laurent Berger, líder del principal sindicato, CFDT, previo al comienzo de las marchas en la capital. “Según las informaciones que recibí, hay más gente que el 19″, aseveró por su parte Philippe Martinez, de la CGT. El número de empleados públicos en huelga fue inferior en el sector educativo, uno de cada cuatro docentes, según el gobierno, así como en la empresa de ferrocarriles SNCF (36,5%), de acuerdo con una fuente sindical.
Los manifestantes buscan que el Gobierno de Emmanuel Macron revierta su intención de ‘dificultar’ los requisitos para poder obtener una pensión completa; sin embargo, la primera ministra Élisabeth Borne advirtió que la medida del retraso a 64 años “ya no era negociable”.
La oposición de izquierda exhortó en las calles a una “moción de censura popular”. “Estamos viviendo un día histórico. El señor Macron está seguro de perder”, aseguró su líder Jean-Luc Mélenchon, quien exigió además un “referéndum” sobre el proyecto en cuestión.
La impopularidad de la iniciativa ronda el 70 %, según algunas consultas. A esto se suma un estudio hecho por Odoxa, en el que se revela que dos de cada tres franceses valoran desfavorablemente a Emmanuel Macron y a su primera ministra.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) respaldó la reforma, que en adición a la avalada sobre el seguro por desempleo, podría dar paso a que Francia disminuya su deuda pública, ubicada encima del 110 % del Producto Interno Bruto (PIB).
*Con información de AFP.