Adela Cojab Moadeb, una estudiante judía que adelanta su doctorado en Derecho en la Universidad de Nueva York (NYU), con enfoque en derechos civiles y defensa de las comunidades religiosas, contó en una entrevista a SEMANA lo que está pasando en las universidades de Estados Unidos con las manifestaciones propalestinas y los ataques a judíos que cursan sus carreras en estos centros educativos.

Cojab, quien fue representante estudiantil por los judíos en el comité de estudiantes de NYU, muestra su preocupación por la manera en que se están desarrollando las manifestaciones. Asegura que son varios los judíos que temen ser agredidos, al tiempo que señaló que antes del 7 de octubre y después de los ataques de Hamás en Israel el antisemitismo ya estaba creciendo.

Según Cojab, lo que ahora se ve en estos centros educativos, en donde los universitarios se enfrentan a la policía, hay centenares de detenciones, suspensiones y otro tipo de acciones, ya se veían desde 2019. A partir de lo que ocurrió el año pasado en Israel, esas protestas dan muestra de cómo también los profesores se han encargado de alentar a los jóvenes a manifestarse, además del peligro de una ideología como la de Hamás que desconocen.

SEMANA: Lo que hoy se está presentando en las universidades de Estados Unidos de manifestaciones pro-Palestina ¿ya había ocurrido antes? ¿Cómo está la situación en las universidades en estos momentos?

Adela Cojab Moadeb (A. C. M.): En mi tiempo como representante estudiantil (en 2019) vimos mucho de lo que ahora está ocurriendo. Muchas manifestaciones en contra de los judíos, de los sionistas, como les gusta decir, contra Israel, de resoluciones en los comités en contra de Israel. En unas fiestas judías que hicimos llegaron unos estudiantes propalestinos atacaron a una chica judía y quemaron una bandera de Israel. Ahí se metió la Policía y yo llevaba hablando con la escuela casi cada semana, para decirles que tenían que hacer algo y la escuela me decía que no estaba pasando nada, que estaba exagerando.

Después de la agresión física y lo de la bandera, la escuela me prometió que iban a hacer algo, pero le dieron un premio a ese grupo y decidí demandar a la escuela por antisemitismo. Mi demanda fue la primera en su estilo. Nunca se había usado el Título seis bajo el Acto de Derechos Civiles para demandar escuelas a ese nivel. Mi caso llegó hasta la Casa Blanca y conocí al presidente Donald Trump, y cambió la ley a nivel nacional.

SEMANA: Usted dice que esto no es de ahora, esto es de antes, y es preocupante el nivel de antisemitismo que está creciendo, que hoy se está fortaleciendo, ¿cómo ha cambiado todo a partir del 7 de octubre, con los ataques de Hamás?

A. C. M.: Después del 7 de octubre todo cambió en los campus, en especial aquí en Nueva York, porque siempre había estas cosas y más en NYU y Columbia, que son las dos escuelas grandes aquí. Se volvió algo muy abierto.

Por ejemplo, el 8 de octubre, el día después de los ataques, antes de que Israel hiciera cualquier cosa, había estudiantes en Columbia y en NYU festejando los ataques, diciendo, esta es la resistencia, así comienza la resistencia; eso dice mucho porque no tiene que ver con el hecho de que ahora Israel se está defendiendo, sino que ellos estaban felices justificando los ataques.

Antes era un grupo no necesariamente chico, pero mucho más pequeño en estudiantes. Ellos eran ya muy radicales e izquierdistas. Ahora es que cualquier estudiante típico de la universidad que esté a favor de derechos humanos cree que esta es una causa que tienen que adoptar y el efecto es que acaban haciendo cosas muy antisemitas.

También muchos profesores les dicen que salgan y que se manifiesten, son los líderes de esto, la verdad. Antes se dedicaban a enseñar y a su profesión, pero ahora se están dedicando a manifestar y creo que es algo muy peligroso para las escuelas.

SEMANA: En las manifestaciones de Columbia, los estudiantes se tomaron un edificio y la policía tuvo que entrar para sacarlos, al tiempo que descubrieron que allí estaba la esposa de uno de los terroristas de Hamás. ¿Cree que en los últimos años, y más después del 7 de octubre, la injerencia de estas ideologías están penetrando de manera peligrosa en las universidades?

A. C. M.: Ciento por ciento. No solo es en NYU y Columbia, hay escuelas más chicas que nunca tuvieron problemas de antisemitismo, como Cooper Union, que es una escuela pequeña de ingeniería aquí en Manhattan, pero sucedió que a los judíos, que estaban dentro de la biblioteca, los rodeaban manifestantes propalestinos.

El problema con la ideología es que en un ciento por ciento tienen influencia. Los estudiantes no se dan cuenta por qué están a favor de Hamás y qué es Hamás. Mucha gente no se da cuenta de que es un acrónimo en árabe para Islamic Resistance Movement (Movimiento de Resistencia Islamita). Es fundamentalista. No entienden por qué están a favor de ellos, yo entiendo si están a favor de los palestinos o de un Estado palestino, pero decir que estoy a favor de Hamás, cuando son un grupo equivalente al ISIS, es peligroso.

Muchos de los estudiantes son izquierdistas, hacen parte de la comunidad gay o son mujeres con libertades, y si estuvieran bajo la ley radical de la Sharia es que no los dejarían existir como son.

En 2017, cuando estudiaba mi carrera en NYU, en una clase de política del Medio Oriente nos hablaron sobre Osama Bin Laden y mi maestro dijo que era un revolucionista, que luchaba en contra del colonialismo, que no era un terrorista, que no mató a miles de americanos.

Por eso digo que los profesores son la parte más grande de eso, porque son los que les están enseñando a los estudiantes. Imagínate tener 18 años, salir de casa de tus papás, llegar a una escuela y escuchar que lo que dice tu profesor es ley. Si te están enseñando algo, como por ejemplo lo de Osama Bin Laden, justificando sus ataques del 9/11, obviamente vas a acabar adoptando la ideología de Hamás.

Manifestantes pro palestinos ondean banderas y sostienen teléfonos inteligentes fuera del área vallada de un campamento en el campus de la Universidad de Toronto el 2 de mayo de 2024, en Toronto, Canadá. (Foto de Cole BURSTON / AFP) | Foto: AFP or licensors

SEMANA: Hemos visto en videos que muchos judíos temen por su seguridad en las universidades, pues no los dejan entrar a clases o les insultan, hasta el punto de decirles a los propalestinos cómo agredirlos; en ese sentido, ¿le preocupa su seguridad, le da miedo mostrar la estrella de David que lleva en su cadena o decir que es judía?

A. C. M.: Cuando estaba en la universidad, esa fue la primera vez que escondí mi estrella de David, cuando estuve en NYU y pasé por el antisemitismo en la escuela. La segunda vez fue después del 7 de octubre, yo estaba en Dubái y luego en Turquía y ahí la verdad me dio mucho miedo y me la escondí. Aparte de esos episodios, siempre la muestro.

Caminando en Nueva York sí siento miedo, pero nunca me voy a esconder, porque si me escondo y tapo mi cadena estoy también dejando que eso se normalice. Si dejamos que otros decidan dónde un judío puede ser visiblemente judío, estoy dejando que el antisemitismo gane. En mi seguridad personal, aunque tengo miedo, voy a usar la estrella de David para asegurar que el mundo no se olvide de que existen los judíos. Si cada judío esconde su judaísmo, se olvida que existimos y no quiero que pase eso.

En entrevista con SEMANA contó que hubo instantes en donde sintió miedo de mostrar su identidad como judía: "Cuando estaba en la universidad, esa fue la primera vez que escondí mi estrella de David, cuando estuve en NYU y pasé por el antisemitismo en la escuela. La segunda vez fue después del 7 de octubre, yo estaba en Dubái y luego en Turquía, y ahí me dio mucho miedo y la escondí. Aparte de esos episodios siempre la muestro". Foto: Archivo Personal | Foto: Archivo Personal

SEMANA: Luego de los ataques del 7 de octubre, cuando empezaron a pegar los carteles en Manhattan de los rostros de los secuestrados y las noticias con los desgarradores testimonios de las mujeres violadas, los bebés quemados, de los abusos, muchos arrancaban esos carteles en las calles y los estudiantes negaban estos hechos. Hoy es con los judíos, mañana puede ser con otras comunidades, ¿qué hacer?

A. C. M.: Yo no me puedo imaginar una situación en la que un estudiante judío quite fotos de un bebé secuestrado. No me imagino eso. ¿Cuántas banderas de Israel hemos visto que se queman? En cada campus están quemando banderas de Israel. Nunca he visto un estudiante judío quemar una bandera palestina. Esa es la diferencia, que nosotros entendemos que para poder levantar la voz para nuestra comunidad y para poder ser fuertes, no tenemos que destruir el otro lado.

No entiendo cómo alguien puede ver una foto de una mujer que está secuestrada, un bebé secuestrado, y decidir que ellos no se merecen la vida, porque yo no diría lo mismo de otra persona.

Porque la diferencia entre mi lado y el anti-Israel es que, del lado pro-Israel, decimos que lo que está pasando en Gaza nos parte el alma. Lo único que queremos, la única esperanza que tenemos es que el liderazgo de Hamás deje de existir, y que los palestinos puedan tener líderes que les importe la seguridad de su propia gente.

SEMANA: ¿Por qué ahora sí deciden las universidades suspender a los estudiantes y tomar cartas en el asunto, cuando ellos veían que esto era una bola de nieve que estaba creciendo?

A. C. M.: Creo que también tiene que ver mucho con los profesores que las universidades contratan. Todas las universidades son muy progresistas y están a favor de los derechos a las mujeres, la comunidad gay, grupos de minoría, entre otros.

El problema es que lo que empezó a pasar desde hace tres o cuatro años con las manifestaciones de Black Lives Matter, se tornaron violentas y cuando abrieron la puerta a este tipo de protesta fueron peligrosas.

Lo que pasa aquí en Nueva York es que como las escuelas son privadas, se tiene que autorizar que la policía entre. La diferencia entre Columbia y NYU es que Columbia empezó sus manifestaciones cuatro días antes y no dejó que entrara la policía.

Ahora todas las escuelas, que no han tenido manifestaciones, tipo Princeton, después de lo que pasó en Columbia y NYU, publicaron que ellos iban a autorizar que ingresara la policía desde el principio. Si empiezas a manifestarte, va a venir la policía y te va a arrestar.

Agentes de la policía de Nueva York arrestaron a estudiantes en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York | Foto: AFP or licensors

SEMANA: ¿Cómo ve el futuro próximo de las universidades, pues el presidente, Joe Biden, se ve muy pasivo con el tema y muchos congresistas republicanos ya le están reclamando que esto es una bomba de tiempo a nivel social?

A. C. M.: El 2024 es un año de elecciones y en noviembre vamos a estar votando por quién queremos que sea el próximo presidente de Estados Unidos. Cuando tus candidatos son Donald Trump y Joe Biden, ¿cómo puedes hacer esa decisión? Biden sabe que es demócrata, no quiere tomar ninguna acción que haga que su propia base no vote por él. Entonces entiendo por qué está siendo pasivo, pero siento que a un buen líder le debe importar menos su popularidad y más la seguridad de su gente.

A nivel de los campus, lo que va a pasar, con los administradores con quienes he hablado, es que las políticas de las escuelas van a tener que cambiar. Van a tener que tener leyes de manifestaciones de qué es y qué no es permitido.

La escuela tiene miedo de que los demanden los judíos por antisemitismo y los demanden los antiantisemitas, antisionistas, anti-Israel, pro-Palestina, por no dejarlos manifestar. Las universidades van a tener que poner sus políticas muy claramente: si haces tal cosa, va a entrar la policía y te vamos a sacar de la escuela.

Además, los estudiantes que van a admitir van a ser diferentes porque van a buscar gente que esté en pro de la paz, porque también lo que pasa es que muchos de los manifestantes que son anti-Israel también son antiestablishment, antiuniversidades. Creo que va a haber un cambio, no sé cuándo va a pasar, porque esto toma tiempo, pero creo que se están despertando muchas escuelas por dejar pasar tanto y a dónde van a llegar si no le ponen un freno.