A pocas horas de que España reabra las fronteras con sus vecinos europeos, el presidente Pedro Sánchez advirtió a la población que el país sigue siendo "vulnerable" ante el coronavirus y que debe mantener las medidas de protección. “El virus puede volver, y puede sacudirnos de nuevo en una segunda ola (...) Seguimos siendo vulnerables", dijo el líder socialista en una declaración institucional en Madrid sin preguntas.
Para minimizar los riesgos y mantener bajo control la epidemia, Sánchez apeló a la responsabilidad individual: "Tendremos que mantener la guardia alta (...) y seguir a rajatabla las reglas de higiene y de protección". "Cada uno podemos ser un muro frente al virus, o una vía de contagio, depende de cada uno de nosotros". Sánchez destacó también que "aunque España mantiene a raya el virus", así como la UE en general, "no ocurre lo mismo en otras zonas del planeta", en una velada alusión al continente americano, donde la epidemia se recrudeció en países como Brasil y México. El presidente hizo su declaración a pocas horas de que, a medianoche, se levante en España el estado de alarma decretado el 14 de marzo y que estuvo vigente durante catorce semanas.
Una "pesadilla" El país ha sido uno de los más golpeados del mundo, con un balance oficial hasta la fecha de 28.322 muertos y una situación en meses pasados que el mandatario calificó de "pesadilla". Coincidiendo con el levantamiento del estado de alarma, y para tratar de salvar su temporada turística, España reabrirá este domingo sus fronteras a los demás estados miembro de la UE, con la excepción del vecino Portugal, que prefiere esperar al 1 de julio. A partir del próximo mes España también empezará a reabrir sus fronteras con los países de fuera de la Unión Europea. Desde este domingo los españoles podrán circular libremente por el país —hasta ahora solo podían hacerlo dentro de su provincia o región— y a los turistas extranjeros ya no se les recomendará guardar cuarentena de 14 días.
Pese a todo, habrá numerosas medidas de prevención como parte de lo que el Gobierno español denomina la "nueva normalidad", en la que seguirá siendo obligatorio llevar mascarilla cuando no se pueda mantener una distancia interpersonal de metro y medio. Según anunció el Ejecutivo, 600 efectivos del Ministerio de Sanidad controlarán en los aeropuertos españoles la llegada de todos los visitantes que vengan del extranjero. Los viajeros deberán consignar sus datos de contacto y su dirección, y someterse a una toma de temperatura y a un control visual. Si no superaran uno de estos exámenes, serán atendidos por un médico y, llegado el caso, atendidos por el sistema de salud de la región a la que arriben.