La Unión Eléctrica de Cuba informó este sábado de un nuevo apagón que dejó otra vez a la isla sin suministro eléctrico y frustró los intentos de poner en marcha un sistema de “islas” para el restablecimiento del anterior apagón, registrado el viernes.
“A las 06:15 a. m. ocurrió un nuevo apagón total del sistema electroenergético nacional”, informó la Unión Eléctrica de Cuba en un comunicado. “...está trabajando para restablecerlo”, explica la entidad a la opinión pública.
El director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas de Cuba, Lázaro Guerra, había informado previamente de un proceso de restauración del suministro eléctrico después del apagón del viernes, que dejó sin electricidad a toda la isla.
“En este momento tenemos microsistemas en todas las provincias, excepto en Artemisa, los cuales tienen una potencia limitada y llegan a los consumidores cercanos a éstos”, explicó Guerra en declaraciones la Televisión Cubana.
El ingeniero explicó que para sincronizar cada una de las unidades térmicas se han colocado en marcha microsistemas (islas), con los grupos de generación distribuida de los territorios, que llevarán energía a las termoeléctricas. Se priorizan los grupos electrógenos cercanos a los bloques térmicos, apuntó.
En este plan trabajan “las fuerzas y especialistas calificados” en todos los territorios, concentrados en lograr que todo se realice en el menor tiempo posible.
Mientras, la Unión Eléctrica de Cuba instó a la población a moderar el consumo. “A los consumidores que tengan servicio se les pide que limiten su consumo a lo necesario pues se le está dando servicio a los clientes con una muy poca potencia”, manifestó en su canal en Telegram.
Los medios oficiales cubanos recordaron que las instalaciones, sistemas y servicios de los aeropuertos internacionales de Cuba cuentan con generación eléctrica propia de respaldo y mantienen su funcionamiento habitual, mientras que los trenes también mantienen su programación habitual.
También hay medidas en marcha para garantizar el funcionamiento parcial del transporte público de La Habana, con el empleo de grupos electrógenos para abastecer a los distintos medios de transporte.
Las autoridades han decretado la emergencia energética y el Ministerio de Educación suspendió las clases, aunque dijo que era debido a las tormentas que afectan a la isla desde el jueves.
En septiembre de 2022 se produjo una situación similar tras el paso del huracán ‘Ian’ con categoría 3 por el extremo occidental de la isla. La recuperación tardó varios días.
Límite a los cubanos
“Tengo mucha decepción, frustración y desesperanza”, dice la cubana Tania Ramírez, de 39 años, mientras camina sola por el Malecón de La Habana para aliviar la tensión que le generó el gigantesco apagón que mantiene a oscuras a toda la isla.
“No solo es la falta de electricidad sino de gas, de agua”, dice esta ama de casa a la AFP, 11 horas después de que la salida imprevista de la principal central termoeléctrica de la isla provocara el colapso total del sistema eléctrico del país.
Con el ceño entrecerrado, esta mujer afirma que su “generación quiere seguir confiando”, en la revolución castrista, pero su “resiliencia tiene límites”.
Las autoridades cubanas trataban entre la noche del viernes y el sábado restablecer el sistema eléctrico nacional colapsado y que dejó en la oscuridad al país de 10 millones de habitantes.
La salida imprevista de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en la occidental provincia de Matanzas y la más importante del país, provocó la caída del sistema eléctrico nacional, informó después del medio día a la televisión estatal, Lázaro Guerra, director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas.
Cuando la central termoeléctrica salió de servicio, “el sistema colapsó, o sea, está en cero total desde esa hora”, dijo Guerra al asegurar que el gobierno trabaja para restablecer el servicio lo antes posible.
Caída la noche, las únicas luces que iluminaban la capital, de dos millones de habitantes, eran las de los hoteles, hospitales y unos pocos negocios privados que tienen plantas generadoras propias. Las calles lucían prácticamente vacías, sin transporte público y con los semáforos fuera de servicio.
“Me duele muchísimo”
En algunas calles de la ciudad se veían pequeños grupos de personas que, iluminándose con sus móviles, charlaban con familiares y amigos. Algunos salieron de sus casas para refrescarse en medio del calor nocturno, con temperaturas que rondan los 30 grados centígrados.
“Tenemos una bebita chiquita y vivimos en un edificio que no tiene las mejores condiciones. Tenemos que bajar y sentarnos aquí”, dice molesta Betsabé Valdés, de 40 años, en el céntrico Paseo del Prado.
El mayor temor de esta trabajadora autónoma es que los alimentos que tiene en su heladera se puedan echar a perder, si la electricidad no llega pronto.
“Todo se descompone”, agrega. “Me duele muchísimo todo esto”, apunta.
El colapso del sistema ocurrió unas horas después de que el gobierno declarara una “emergencia energética” y anunciara la paralización de las actividades laborales en el país, entre otras medidas para enfrentar la crisis que las últimas semanas ha dejados a la población en algunas provincias hasta 20 horas sin servicio eléctrico.
“Lo que nos interesa es tener la corriente, no la explicación que nos puedan dar”, se queja Pablo Revé, aunque este educador de 61 años se tomó el apagón con menos malestar que otros.
“Ahorita nos ponemos a jugar dominó porque nos reímos hasta de nuestra propia suerte”, agrega Revé. “Seguir para adelante es lo que nos queda”, comenta resignado.
*Con información de AFP y Europa Press