Tras los recientes cambios en la política de la península coreana, el nuevo presidente de la nación del sur, Yoon Suk-yeol, continuó con su radical discurso contra Pyongyang en medio de su primer discurso oficial, mientras se juraba como mandatario de los surcoreanos al frente de la Asamblea Nacional de Seúl.
Tras cinco años en los que el antecesor de Suk-yeol trató de mantener una relación amistosa con sus vecinos del norte, los surcoreanos votaron por un nuevo representante conservador que, aunque está dispuesto al diálogo con Kim Jong-un, actual líder supremo de Corea del Norte, también se ha mostrado radical y con la intención de ser “severo” ante las provocaciones de Pyongyang.
Empero, la entrada al poder de Suk-yeol quedó marcada este lunes 9 de mayo con una contundente petición para el territorio del norte, ya que no tuvo reparo en pedir la “desnuclearización completa” de Corea del Norte. El nuevo presidente surcoreano argumentó su petición, afirmando que este tipo de armamento en manos de Kim Jong-un es una amenaza para la seguridad global.
Aunque la petición no se quedó solo en el desarme, el representante Corea del Sur también ofreció su ayuda para promover la economía norcoreana, si Pyonyang “se embarca genuinamente en un proceso para la desnuclearización completa”. Por lo que aseguró que si estos aceptan su trato, entonces desde Seúl se prepararía un “un plan audaz” que tendría como objetivo reimpulsar la empobrecida economía de Corea del Norte.
Es de recodar que en el último discurso de Moon Jae-in, quien es el presidente saliente de Sur Corea, este pidió que se continuara con los intentos de diálogo con los vecinos del norte de la península. “La paz es un requisito para nuestra supervivencia, un requisito de prosperidad... Espero sinceramente que los esfuerzos para la desnuclearización y la institucionalización de la paz sigan adelante con la reanudación del diálogo entre el Sur y el Norte”, fueron las palabras de Moon, mientras se despedía de su cargo pidiendo también por el desarme nuclear de Pyonyang.
Durante el último año se ha vivido una tensión constante en la península coreana tras las pruebas armamentísticas que ha hecho Kim Jong-un, incluso, ha crecido el temor porque este reanude su programa nuclear, además de la rota comunicación que se tiene entre ambos países desde 2020.
Tras su victoria, Yoon dijo que iba a “tratar con severidad” la amenaza que representa el régimen de Kim Jong Un. “Pero la puerta al diálogo está todavía abierta”, declaró a sus militantes. Durante su campaña, se refirió a Kim Jong Un como un “chaval grosero” al que iba a “enseñar buenas maneras”.
Yoon también apeló a una relación más sólida con Estados Unidos, su principal aliado frente a Pyongyang, y se entrevistó con su homólogo, el presidente Joe Biden, quien debe visitar el país asiático a finales de mayo.
El nuevo presidente surcoreano debe enfrentar un conjunto de reformas radicalmente distintas a los postulados de su predecesor, esto luego de ser elegido para promover un cambio desde Seúl. Incluso, esa premisa se refleja en el eslógan escogido: “¡Nuevamente, la República de Corea! ¡Un nuevo país del pueblo!”.
Unas 40.000 personas fueron invitadas a la ceremonia de investidura, que será de lejos la más cara jamás organizada con un presupuesto de 3.300 millones de wones (2,6 millones de dólares). Se estima que, la delegación estadounidense que estará en la investidura está encabezada por Douglas Emhoff, el esposo de la vicepresidenta Kamala Harris. Japón y China, con quien Yoon quiere suavizar unas relaciones a veces tumultuosas, enviaron representantes de alto nivel.
*Con información de AFP