La Iglesia católica cuenta con 1.340 millones de fieles en todo el mundo, una cifra que creció en todos los continentes, con excepción de Europa, según las estadísticas publicadas este jueves por el Vaticano.
Al 31 de diciembre de 2019, el número de católicos ascendía a 1.344.403.000, es decir 15.410.000 personas más con respecto al año anterior, según las cifras recopiladas por la agencia Fides, el organismo de información de los misioneros católicos.
En 2009, diez años atrás, la agencia Fides contabilizó 1.180.665.000 católicos.
Europa registró un descenso de 292.000, mientras que África registró el mayor aumento (+8,3 millones), seguida de América (+5,3 millones), Asia (+1,9 millones) y Oceanía (+118.000).
Para América, no se especifica entre América del Norte y del Sur.
En total, los católicos representan el 17,74 % de la población mundial calculada en 7.577.777.000.
El número de sacerdotes se sitúa en 414.336 (+271 respecto a 2018), aunque disminuyeron en Europa (-2.608), América (-690) y Oceanía (-69).
África (+1,649) y Asia (+1,989) en cambio registraron un aumento de los sacerdotes, lo que confirma que el futuro de la iglesia se encuentra en esos dos continentes y compensa la hemorragia que sufre en Europa y América.
Hace diez años, en 2009, Fides había hecho la misma observación sobre Europa, con una caída del número de sacerdotes (-1.674).
Se registra de nuevo una crisis vocacional, ya que el número de seminaristas se sitúa a 114.058, con un descenso de 1.822. Solo África registró un aumento (+509).
La Iglesia católica se ha visto sacudida en los últimos años por numerosos escándalos de abusos sexuales a menores cometidos por religiosos.
Las estadísticas fueron extraídas del último “Anuario estadístico de la Iglesia” y ofrecen una visión general de la Iglesia católica en el mundo con ocasión de la 95ª Jornada Mundial de los Misioneros que se celebrará el domingo.
Apartamentos de lujo, dineros oscuros: los detalles del juicio de corrupción en el Vaticano
La historia de lo que se vive en el Vaticano por estos días podría dar para un nuevo libro de Dan Brown. El juicio que se abrió por la corrupción al interior de la iglesia promete sacar los trapos al sol de sus más oscuros secretos. El gran protagonista de esta semana es el cardenal italiano Angelo Becciu, acusado de malversación de fondos de la Secretaría de Estado, un caso histórico por involucrar a un alto jerarca de la Iglesia y por tener todos los tintes de conspiración e intriga propios de un Thriller.
El proceso se celebra en las hermosas salas de los Museos Vaticanos, acondicionadas para la ocasión, y deberá comparecer el cardenal Becciu, quien fue Sustituto de la Secretaría de Estado entre 2011 y 2018. Otras nueve personas serán juzgadas entre empresarios y funcionarios de la Curia Romana.
Los acusados se enfrentan a varios años de prisión por fraude, malversación de fondos, extorsión, blanqueo de dinero y abuso de poder en un escándalo que incluye complicidades con el espionaje, paraísos fiscales y que ha generado un agujero de millones de euros en las cuentas vaticanas. Entre los diez acusados, la mitad estaba al servicio de la Curia Romana y participó en la controvertida compra de un lujoso edificio en Londres por un costo de cerca 400 millones de dólares.
Durante la primera audiencia, celebrada el pasado 27 julio, el juez antimafia italiano Giuseppe Pignatone, presidente del tribunal, accedió a la demanda de la defensa de aplazar la sesión hasta este martes. A raíz del escándalo, Becciu fue destituido de sus funciones y despojado de sus privilegios como cardenal por el papa Francisco en septiembre de 2020.
Para la compra del edificio en Londres se utilizaron inclusive recursos destinados a las obras de caridad personales del pontífice, según reconoció la Santa Sede poco antes de la apertura del juicio. La adquisición además fue realizada a un precio mayor de su valor real a través de paquetes financieros altamente especulativos, por medio de dos empresarios italianos residentes en Londres.
La investigación se inició a partir de las denuncias presentadas en 2019 por el Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Oficina del Auditor General. El caso representa un reto para el papa Francisco, ya que revela el descontrol en las finanzas vaticanas, por lo que tuvo que iniciar una reforma interna, y de hecho sacar a la luz los privilegios oscuros de varias entidades vaticanas.
Hace unas semanas, una carta con tres balas 9 milímetros en su interior estremeció al Vaticano. Un sobre de papel marcado a mano con apenas estas palabras: “Papa - Ciudad del Vaticano, Piazza S. Pietro en Roma”. Adentro, la tríada de balas y un pequeño memo que parecía dar el motivo de esa amenaza de muerte, un mensaje alusivo al escándalo que sacude la apacible vida del santo padre: las finanzas secretas que llevaron al papa Francisco a defenestrar a uno de sus cardenales rivales, Angelo Becciu.
Que en pleno siglo XXI y en medio de una pandemia alguien quiera asesinar al sumo pontífice parecería inverosímil. Sin embargo, las luchas intestinas que se viven en la Basílica de San Pedro han dado para tramas de esta naturaleza a lo largo de la historia. En esa oportunidad, el hecho parecía intrascendente. La carta fue interceptada en una oficina postal de Milán y ni siquiera alcanzó a llegar a su destino. Se sabe que fue enviada desde Francia y que en el Vaticano guardan silencio.
*Con información de AFP