Un tercio de los obispos de la Iglesia católica de Ecuador pidió al presidente Lenín Moreno que autorice el uso del dióxido de cloro, una sustancia que las autoridades sanitarias locales consideran riesgosa, como "medicina alternativa" para combatir la covid-19, informó el jueves la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE). “Le pedimos a usted que autorice la utilización del dióxido de cloro", expresaron diez de los 30 prelados del país en una carta dirigida al mandatario y divulgada por la CEE en su portal web.
En mayo, la estatal Agencia de Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) de Ecuador había advertido en un comunicado sobre la comercialización de clorito de sodio en el país, y llamó a la población a que se "abstenga de adquirir" esos productos. En ese documento, la Arcsa refería a un comunicado anterior —de 2017— en el que pedía "abstenerse de consumir" el clorito de sodio, denominado como "solución mineral milagrosa" (MMS, por sus siglas en inglés), que al diluirse en agua se convierte en dióxido de cloro. Su consumo "puede producir dolor abdominal, nauseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones y fallo renal", apuntó la agencia, precisando que la MMS carece de registro sanitario, lo que "representa un riesgo para la salud de la población".
En abril, la justicia estadounidense suspendió la venta de la MMS, promocionada por el grupo religioso "Iglesia del Génesis". En su carta, los obispos señalaron que la restricción al uso del químico "no favorece la salud de los enfermos; al contrario, la perjudica, impidiendo que medicinas alternativas, como el dióxido de cloro, no se tomen en cuenta" como tratamientos para el nuevo coronavirus.
Consideraron que "el Ministerio de Salud pareciera que se dedica, a través de sus empleados y funcionarios, a perseguir a médicos y pequeños distribuidores de dióxido de cloro". No hay pruebas de que el dióxido de cloro, el clorito de sodio y la MMS curen el nuevo coronavirus y, además, pueden ser perjudiciales para la salud, según una verificación realizada por AFP Factual. Ecuador, con 17,5 millones de habitantes, fue uno de los primeros focos de la pandemia en Latinoamérica. El país registra más de 65.000 casos, con 4.939 muertos (28 fallecidos por cada 100.000 habitantes). Las autoridades también reportan 3.282 muertos probables por la covid-19, que provocó una profunda crisis económica, social y sanitaria.