Hace algunos días, SEMANA presentó la noticia de la ejecución de Joe Nathan James Jr, un hombre en el Estado de Alabama, EE. UU., quien permaneció en el corredor de la muerte por cerca de 27 años, y quien recibió la dosis mortal, pese a la petición de los familiares de la víctima, su ex novia, para que ello no pasara.

Aunque la pena de muerte finalmente se llevó a cabo, ahora, a través de las redes sociales, y de algunos medios de comunicación local, se conoció una historia surgida en el marco de dicha ejecución, y que estaría relacionada a un presunto caso de discriminación y ataque a la libertad de prensa.

La denunciante y protagonista de la historia, es una reportera, identificada como Ivana Hrynkiw Shatara, quien afirmó que los policías que estaban a cargo de la ejecución de Joe Nathan James Jr, estuvieron a punto de impedir que ella ejerciera su labor de informar, pretendiendo negarle su acceso al lugar, advirtiendo que ‘no estaba vestida para la ocasión’, al referirse al largo de la falda que estaba empleando la noche de lo ocurrido.

La denuncia fue expresada por la mujer a través de las redes sociales, y retomada por algunos medios de comunicación local, entre los que se encuentra el prestigioso The New York Post.

En la descripción de los hechos, la comunicadora, quien trabaja para el medio digital AL.com , precisó que finalmente logró acceder al lugar porque, algunos de sus colegas, quienes se percataron de la acción de quienes el New York Post calificó como ‘policías de la moda’, decidieron actual en procura de su defensa, y le suministraron, a modo de préstamo algunas prendas de vestir, que le permitieron cubrir sus piernas, para cumplir con un , aparentemente, inexistente código de vestimenta, y acceder a cumplir con su labor.

Sobre la falda que generó la discusión con los agentes, la mujer explicó a medios locales que se trataba de una falta negra, ‘normal’, con un largo de no menos de 1,5 pulgadas por encima de la rodilla.

“Con 5 pies 7 pulgadas y 5 pies 10 pulgadas con mis tacones, soy una persona alta y de piernas largas. Traté de subirme la falda hasta las caderas para hacerla más larga, pero me dijeron que aún no era apropiado”, sentenció la mujer a través de sus redes sociales, aclarando que incluso, aún usando unos pantalones impermeables que le prestó uno de sus colegas, los policías intentaron también plantearle trabas porque su calzado dejaba ver ‘mucha piel’.

“He usado esta falda en ejecuciones anteriores sin incidentes, apuntó la mujer sobre su atuendo, afirmando que para ella, ese tipo de ropa “es más que apropiada”.

Sobre el caso particular de ‘discriminación’, la mujer afirmó a través de sus redes sociales que fue un escenario incómodo para ella, y que “me sentí avergonzada de que mi cuerpo y mi ropa fueran cuestionados frente a una habitación llena de personas que en su mayoría nunca había conocido”.

Según precisó el New York Post, la empresa para la que trabaja la mujer planea presentar un recurso de queja ante las autoridades de Alabama por lo sucedido, afirmando que, afortunadamente, la mujer no se dejó amedrentar por las intimidaciones y atropellos de los agentes, y finalmente pudo cumplir con su cometido: informar.

El diario ha referido en sus páginas que, pese a que las autoridades de Alabama no se han pronunciado al respecto, otros Departamentos de Policía en Estados Unidos, sí han explicado que existiría un código de vestimenta en algunas de las cárceles con el objetivo de que algunas prendas no despierten, eventualmente, “reacciones de los reclusos varones hambrientos de mujeres”.

Luego de lo ocurrido, la mujer advirtió que afortunadamente ella ha recibido un importante apoyo tras revelar lo acaecido, aclarando que quizá, otras mujeres, que no cuentan con la plataforma que ella tuvo para hacer público el caso, pueden ser también objeto de esa clase de atropellos que, en la mayoría de casos, según ella, quedan impunes.