El éxodo de los armenios de Nagorno Karabaj continuó este viernes, 29 de septiembre, pese a que las autoridades de Azerbaiyán les instaron a permanecer en el territorio separatista que el jueves anunció la disolución de su república tras la derrota militar.
Ante este éxodo masivo, Naciones Unidas enviará este fin de semana una misión humanitaria al enclave, la primera en 30 años, para evaluar las necesidades tanto de las personas que se quedaron como las que se fueron.
En su huida por la única carretera que conecta este territorio con la república de Armenia, al menos 170 personas murieron en una explosión el lunes de un depósito de combustible, según un nuevo balance difundido este viernes por la Policía de las fuerzas separatistas. Un anterior balance dio cuenta de 68 muertos fallecidos y un centenar de desaparecidos.
Samvel Hambardsioumián esperaba en la gasolinera para conseguir carburante. “Había nueve personas delante de mí en la fila. Si no hubieran estado ahí, estaría carbonizado”, explicó a la AFP este hombre de 61 años, padre de nueve hijos, con el rostro parcialmente quemado y las manos vendadas, en un puesto de la Cruz Roja de la ciudad armenia de Goris, cerca de la frontera.
La estrategia de Azerbaiyán
La ofensiva relámpago lanzada por las fuerzas de Azerbaiyán llevó a capitular a los separatistas armenios el 20 de septiembre. Cerca de 600 personas murieron.
Esta derrota desató un éxodo de decenas de miles de civiles armenios de este enclave que se encuentra dentro de las fronteras internacionales de Azerbaiyán y fue escenario de dos guerras, una a principios de 1990 y la otra en 2020.
Las autoridades de la república conocida por los armenios como Artsaj decretaron el jueves su autodisolución a partir del primero de enero próximo.
El anuncio fue acogido con dolor en la república de Armenia, donde los opositores al primer ministro, Nikol Pashinyan, convocaron una manifestación el sábado por sus acusaciones de que podría haber hecho más durante la crisis.
En pocos días, 93.000 personas, es decir, más de tres cuartas partes de los 120.000 habitantes del territorio, abandonaron sus casas, según el último balance publicado por Ereván.
Y es que los armenios de Nagorno Karabaj temen represalias de Azerbaiyán, a pesar de que el presidente Ilham Aliyev aseguró de nuevo este viernes que garantizaría sus derechos.
Nagorno Karabaj, de mayoría armenia y cristiana, hizo secesión de Azerbaiyán, de mayoría musulmana, durante la desintegración de la Unión Soviética. Desde entonces, los armenios de este territorio, que contaron con apoyo de Ereván, estuvieron enfrentados al poder de Azerbaiyán.
Entre los refugiados que la AFP entrevistó en la ciudad armenia de Goris, todos coinciden en la “crueldad” de esta última contienda, y en el terror que sienten ante la llegada de los soldados enemigos. Muchos de ellos, en esta región militarizada donde todos los hombres tienen experiencia del Ejército y el combate, dicen haber quemado sus uniformes, documentos militares e incluso sus recuerdos.
“Las fotos de familia, nuestros recuerdos, los libros de historia de nuestros héroes. No queremos que los azerbaiyanos los ensucien”, cuenta una joven, que se identificó como Larissa.
“Nadie cree en una convivencia entre ambas comunidades. Ni los armenios ni los azerbaiyanos están preparados para esa opción”, apunta Bayram Balci, investigador de la escuela francesa de ciencias políticas Sciences Po.
Pashinyan acusó al país vecino de “limpieza étnica” y avisó de que en los próximos días ya no quedarán armenios en el enclave, pero Bakú lo niega y dice que se están yendo “por su propia voluntad”.
Según Ereván, el miedo de los habitantes se ha visto atizado por “detenciones ilegales” entre las columnas de los civiles que huían.
Los servicios de seguridad de Azerbaiyán anunciaron el viernes que detuvieron al general armenio Davit Manukián acusado de actos de “terrorismo” en Nagorno Karabaj. “Cuando el Gobierno (azerbaiyano) dice que va a tratar bien a los armenios, y con dignidad, es totalmente falso”, advierte Zhala Bayramova, abogada especializada en derechos humanos e hija de un opositor encarcelado.
*Con información de la AFP.