El coordinador de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, ha solicitado este jueves a las economías del G20 fondos por valor de 10.300 millones de dólares (algo más de 9.000 millones de euros) para financiar el Plan Global de Respuesta Humanitaria a la pandemia del coronavirus. Lowcock, que ha calificado al plan de "crucial", ha detallado que contempla intervenciones de emergencia en 63 países que no cuentan con medios para hacer frente a la pandemia y que su intención es beneficiar a 250 millones de personas. Proyecciones recientes muestran que la pobreza mundial aumentará por primera vez desde 1990 y 265 millones de personas pasarán hambre para finales de 2020.

Naciones Unidas también ha remarcado que la interrupción de las importaciones y el efecto de las medidas de mitigación en las cadenas de producción y distribución causarían un mayor encarecimiento de la cesta de la compra básica de muchos países. El número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda llegaría a 270 millones antes de fin de año, un 82 por ciento por encima de la cifra registrada antes de la pandemia. Además, hasta 6.000 niños podrían morir al día por causas prevenibles como resultado de los impactos directos e indirectos del coronavirus. Asimismo, la desviación de recursos de salud para atender a los enfermos de la COVID-19 ha implicado la interrupción de otros servicios sanitarios básicos y ha llegado a desbordar las instalaciones médicas en algunas comunidades, lo que podría duplicar las muertes por VIH-SIDA, tuberculosis y malaria, así como el aumento de otros padecimientos y el deterioro de las personas con enfermedades crónicas.

El cierre de escuelas debilitará la productividad, reducirá las oportunidades de por vida y aumentará las desigualdades. En este contexto, la falta de acción inmediata dejará libre al coronavirus para que continúe circulando por el mundo revirtiendo décadas de desarrollo y dando lugar a problemas globales que no podrían superarse durante una generación. Sin embargo, a juicio de Lowcock, "esto no tiene que ser así". "Se trata de un problema que se puede arreglar con dinero de las naciones ricas e ideas innovadoras de las instituciones financieras y los donantes de las agencias de la ONU, Cruz Roja, la Media Luna Roja y las ONG", ha insistido. Así las cosas, ha sostenido que los países ricos deben aplicar en las naciones vulnerables las mismas medidas excepcionales que implementaron para salvaguardar sus economías nacionales. La ONU estima que proteger al 10 por ciento de la población más pobre del mundo de los peores efectos de la pandemia y la recesión costaría 90.000 millones de dólares, menos del 1 por ciento del paquete de estímulos que los países ricos echaron a andar para contrarrestar el embate de la pandemia.

"La perspectiva de una cascada de crisis más devastadoras que el propio virus nos debe sacar de nuestra zona de confort", ha destacado. Respuesta El Plan Global de Respuesta Humanitaria es el principal vehículo internacional de recaudación de fondos para apoyar los esfuerzos de los países de renta baja y media contra los efectos humanitarios de la pandemia. Se presentó el 25 de marzo y, desde entonces, ha recabado 1.700 millones de dólares (casi 1.500 millones de euros) de los donantes. En este sentido, Lowcock ha considerado que, hasta el momento, la respuesta de los países ricos "ha sido gravemente inadecuada y peligrosamente miope". El diseño del plan tuvo en cuenta los niveles de discriminación, desigualdad y violencia de género. Por eso, una de sus prioridades es asistir a los segmentos de población más marginados y vulnerables, entre los que se cuentan los ancianos, las personas con discapacidades, los desplazados y las mujeres y las niñas. El llamamiento de este jueves actualiza la cantidad solicitada originalmente en vista del avance de la pandemia.