Una nueva bandera se unió a las 189 que hacen parte de las Naciones Unidas. Pero en esta ocasión no se trató de una nueva isla descolonizada en algún remoto rincón del océano Pacífico sino la de la cruz blanca sobre fondo rojo de la Confederación Suiza, un país que se había convertido en el símbolo de la independencia y la neutralidad en el mundo. La incorporación de Suiza, que muchos nunca hubieran creído posible, fue recibida por unanimidad y con una ovación en el recinto de la Asamblea General que se celebra en Nueva York. Para los suizos la ausencia de la ONU se había convertido en un tema de debate cada vez más candente. Y no fue una decisión fácil. Ellos tienen el sistema político más democrático del mundo, en el cual los ciudadanos votan para legalizar el aborto, mantener el ejército, controlar el flujo de inmigrantes, aumentar el número de horas de trabajo semanal o incluso para cosas como demoler un edificio. Como era lógico, la incorporación a la ONU también fue sometida a un plebiscito.Durante la campaña en las calles de las principales ciudades del país había afiches con manifestaciones en pro o en contra, los medios hablaban de la intención de voto y en las reuniones sociales el principal tema de conversación eran los beneficios y desventajas que traería la decisión. Sin embargo el 3 de marzo de este año, con un escaso margen del 55 por ciento de votos a favor los suizos aceptaron ser miembros de las Naciones Unidas. Las celebraciones recordaron que en 1986 un plebiscito similar negó la entrada a la ONU con el voto del 75 por ciento de los habitantes. En ese entonces se trataba no sólo de defender una neutralidad que caracteriza a ese país desde 1815 sino de evitar tomar partido durante la Guerra Fría. Ahora, 16 años después, los suizos han decidido que su papel como mediador diplomático en conflictos puede tener más validez dentro de la ONU y que esto en cambio no va a afectar su política. En su discurso ante la Asamblea el presidente suizo, Kaspar Villeger, dijo que ser miembro de las Naciones Unidas no compromete la neutralidad pues su país comparte los mismos objetivos. A lo cual el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, agregó: "Suiza es en muchas formas un vívido ejemplo de los valores de la ONU: es una sociedad tolerante, pacífica y multicultural edificada sobre valores democráticos".En la estrecha victoria del Sí influyeron varios factores. En primer lugar, el creciente temor al aislamiento internacional de la población. En segundo término, Suiza ya participaba en calidad de observador en los debates y donaba 300 millones de dólares anuales a la ONU. También hace parte de importantes entidades del organismo: la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Investigación (Unesco), la Organización Mundial de la Salud (OMS ) y la Unicef. También influyó que su capital, Ginebra, sea la sede de numerosos organismos de la ONU, cuya presencia produce 1.800 millones de dólares al año. La ausencia de Suiza de la organización era una amenaza para su permanencia en ese territorio. Y por último, el ingreso en la ONU podría dar más fuerza a sus insistentes coqueteos con la Unión Europea. Ahora el próximo en la lista para ser el miembro número 191 de las Naciones Unidas es Timor Oriental, que logró su independencia de Indonesia en mayo. Descontando a Taiwan, que sigue en la lucha porque se le considere un Estado soberano y se le acepte, el único país que queda por fuera del máximo sistema multilateral, aunque participa en la Asamblea como observador, es el Vaticano.