Su actual visita al golfo Pérsico es uno de los pocos viajes oficiales del presidente ruso en este año. Como consecuencia de su orden de captura internacional, Putin evita los actos públicos en el extranjero. La orden de captura de la Corte Penal Internacional (CPI) ha limitado masivamente los viajes al extranjero de Vladimir Putin. Según información del Kremlin, el presidente ruso realizó 22 visitas oficiales en 2023, pero solo cuatro de ellas al exterior.
En 2019, en cambio, antes de la invasión de Ucrania y la pandemia del coronavirus, Putin llevó a cabo 55 viajes oficiales, 35 en el interior del país y 20 en el extranjero. En ese año viajó, por ejemplo, a la cumbre del G20, en Osaka, a los BRICS, en Brasil, así como a Francia, Italia, Finlandia y Hungría. Además, se reunió con el presidente Erdoğan, en Turquía.
Este año, las visitas de Estado de Putin se limitaron a China, Kazajistán, Kirguistán y Bielorrusia. Estos cuatro países no forman parte de los 123 Estados contratantes de la Corte Penal Internacional.
Cooperación rusa con los países del golfo
Tampoco los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí, países que Putin actualmente visita, son miembros de la CPI. Esta es la primera vez, desde la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, que Putin se reúne con jefes de Estado que no forman parte de su círculo de aliados más estrechos.
El dos de marzo de ese año, la Corte Penal Internacional emitió una orden de captura internacional en contra del presidente ruso y la comisionada presidencial para los derechos del niño, María Lvova-Belova. A ambos se les responsabiliza de la deportación de niños de los territorios ocupados en Ucrania a Rusia.
Las debilidades de la CPI
“No es la primera vez que la Corte Penal Internacional busca a un jefe de Estado, pero Putin es, de lejos, el de mayor rango en la historia de la Corte”, escribe Marti Flacks, del Centro de Estudios Estratégico e Internacionales (CSIS), en una publicación del laboratorio de ideas estadounidense.
No obstante, el ejemplo del presidente ruso no solo muestra la fuerza, sino también la debilidad de la CPI. Y es que las investigaciones y la orden de captura no se basan en la invasión de Ucrania, sino en la deportación y el traslado forzoso de niños ucranianos, que están siendo reeducados en Rusia.
Esto se debe a que, en 2010, los Estados miembro de la CPI acordaron que solo abrirían procesos judiciales por guerras de invasión cuando tanto el Estado agresor como el Estado agredido fuesen miembros de la Corte. Como única excepción, también el Consejo de Seguridad de la ONU puede autorizar una investigación por parte de la CPI. Sin embargo, esta opción no es realista, puesto que Rusia tiene poder de voto en el Consejo. También Estados occidentales no reconocen a la CPI.
Asimismo, tampoco es posible investigar a todos los demás países que no son miembros de la CPI, como Estados Unidos, Israel, India, China, Arabia Saudí o Turquía.
En la revista Política Internacional (IP), la experta en seguridad Bettina Vestring critica que algunos países líderes de Occidente se nieguen a someterse a las reglas de la jurisdicción internacional, socavando la credibilidad de Occidente frente a Rusia.
¿Quiere Ucrania proteger a sus soldados?
Vestring señala que ni siquiera Ucrania, víctima de la invasión rusa, respalda completamente la CPI, puesto que no se ha adherido a ella. La experta cree que el gobierno en Kiev teme que las investigaciones puedan centrarse en sus propios soldados.
Finalmente, Vestring llega a la conclusión de que “Putin no tendrá que justificarse ante un tribunal por la guerra de invasión, mientras la comunidad de naciones no acuerde castigar crímenes de agresión, independientemente del país o de la persona”.
*Con información de la DW.