El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá anunció este miércoles 24 de julio que las autoridades han hallado los cuerpos de diez migrantes que murieron ahogados por una crecida mientras atravesaban el Tapón del Darién.
“La delincuencia organizada transnacional a través de colaboradores locales de estas comunidades costeras del Caribe insisten en utilizar pasos no autorizados, poniendo en grave riesgo la vida de estas personas, como es el caso que se investiga”, indicó en un comunicado.
Los cuerpos han sido encontrados cerca de la comunidad de Carreto. “Senafront puso en conocimiento al Ministerio Público sobre esta situación, considerando que supuestamente se hayan sepultado estos cuerpos para encubrir sus nexos criminales con el tráfico de migrantes”, agregó.
El Tapón del Darién se extiende por 17.000 kilómetros cuadrados. Este año se han contabilizado 213.702 llegadas, 9.000 menos que el año anterior. En julio fueron 12.632 los migrantes que llegaron por tierra desde la selva del Darién.
“En las afluentes ribereñas cercanas a la comunidad de Carreto [en la comarca indígena de Guna Yala] se observaron 10 cuerpos de migrantes que fallecieron ahogados producto de una cabeza de agua (crecida de un río)”, dijo Senafront en un comunicado.
La nota no especifica si los fallecidos cruzaron la selva del Darién –convertida en un corredor para migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos– o si llegaron en una embarcación. Tampoco precisa las nacionalidades de las víctimas.
En 2023 más de medio millón de personas cruzaron esta jungla, según cifras oficiales, pese a los peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales que roban, violan y matan.
La mayoría de los migrantes que cruzan el Darién son venezolanos, aunque también destacan los ecuatorianos, colombianos, haitianos y chinos. Las autoridades panameñas desconocen con exactitud el número de personas que mueren en esta travesía por lo inaccesible del terreno y porque a veces los cuerpos son devorados por animales.
En las últimas semanas, el Gobierno panameño cerró varios senderos utilizados por las personas que cruzan la jungla y abrió un “corredor humanitario” con el fin de controlar a los migrantes y evitar que sean atacados por bandas criminales.
Con ese “corredor humanitario” las autoridades panameñas buscan también que los migrantes lleguen seguros a un albergue donde son atendidos por organizaciones internacionales como la Cruz Roja, Unicef o Acnur.
El cierre de los pasos en la selva fue criticado por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien aseguró que “los alambres de púas en la selva” solo traerán “ahogados en el mar”.
Para tratar de reducir este flujo migratorio, Panamá y Estados Unidos firmaron un acuerdo el 1.° de julio mediante el cual Washington se compromete a financiar con seis millones de dólares la deportación y expulsión desde el país centroamericano de las personas que crucen el Darién.
El inicio de las “deportaciones y expulsiones” en vuelos chárter y comerciales es “inminente”, advirtió el martes la agregada regional de Seguridad Interna de Estados Unidos, Marlen Piñeiro.
“Ya hemos visitado todos los aeropuertos [...], hemos visitado el Darién, hemos visitado lugares donde vamos a tener las personas, también hemos hablado con las aerolíneas, los contratistas, y estamos ya en los detalles finales”, agregó Piñeiro.
*Con información de la AFP y Europa Press.