Decenas de terremotos de una intensidad no vista en 40 años sacudieron el lunes por la noche los alrededores de la ciudad de Nápoles, en el sur de Italia, sin provocar grandes daños, pero sembrando el pánico entre la población, dijeron las autoridades.
“Desde las 19H51 [17H51 GMT] hay en marcha un enjambre sísmico en la región de los Campos Flégreos”, una caldera volcánica al oeste de Nápoles, dijo el instituto italiano de geofísica y volcanología (INGV). “Se han registrado 49 temblores de tierra”, señaló este organismo en un comunicado emitido poco antes de medianoche.
“Se trata del enjambre sísmico más potente de los últimos 40 años”, dijo Mauro di Vito, experto de este instituto. El terremoto más fuerte registrado en este episodio fue de magnitud 4,4 y se produjo a 2,5 kilómetros de profundidad, señaló el INGV. Los bomberos de la región informaron de “fisuras” y de “caídas de cornisas” en algunos edificios.
El cercano municipio de Pozzuoli decretó el cierre de escuelas y habilitó centros de acogida y tiendas de campaña para los habitantes que tengan miedo de quedarse en sus casas, dijo su alcalde, Luigi Manzoni. Eclipsado por el cercano Vesubio, que hace dos milenios arrasó la ciudad romana de Pompeya del mapa, los Campos Flégreos son la caldera volcánica activa más grande de Europa.
Los habitantes de la zona y los científicos se inquietan por el repunte de su actividad debido a los gases emitidos por el magma que hacen presión en la superficie y fisuran el suelo. No obstante, los especialistas consideran improbable en un futuro próximo una gran erupción con expulsión de lava, cenizas y piedras.
Italia en jaque por la nieve
El clima también ha sido una noticia en Italia. Al punto que el país tuvo que recortar la 16ª etapa del Giro de Italia, lo cual generó aireadas reacciones entre los ciclistas.
“Ridículo”, un “circo”, “dinosaurios”: dijeron algunos. Desde hace varios días era conocido que la meteorología podía ser mala. La lluvia se transformo en nieve, las discusiones se alargaron y nadie sabía ni cuando ni donde sería la salida, dando lugar a escenas esperpénticas.
“Vamos a hacer muñecos de nieve”, bromeó Julian Alaphilippe, que participa por primera vez en el Giro, prueba que por el momento del año en el que se celebra, se enfrenta regularmente a condiciones meteorológicas complicadas y a discusiones sobre la celebración o no de ciertas etapas.
“El problema es que la montaña y el clima pueden cambiar muy rápido y ha que esperar hasta el último momento para tomar una decisión”, se defendió el director de la carrera Mauro Vegni, valorando haber encontrado “un compromiso justo que contentaba a todo el mundo”.
EL australiano Ben O’Connor, cuarto en la clasificación general, no opinó igual: “Me gustaría verle en nuestro lugar. Estamos en 2024 y todavía tenemos a dinosaurios incapaces de tener en cuenta el lado humano. Es una de las carreras peor organizadas del mundo”.
La etapa pasará de tener 206 kilómetros a solo 121 arrancando desde Prato allo Stelvio rumbo a Santa Cristina Valgardena. Al ser una fracción más corta de lo normal, la estrategia de los equipos cambiará y difícilmente habrá oportunidad para que la fuga le saque una buena diferencia de tiempo a los corredores de la general, incluido el líder Tadej Pogačar.
*Con información de AFP