El papa Francisco celebró este martes, 10 de septiembre, una misa en la explanada de Taci Tolu, en Dili, en su segundo día de visita a Timor Oriental, en la que participaron 600.000 fieles, la mitad de los 1,3 millones de habitantes del país.
Las autoridades comunicaron que en la explanada, y en las zonas adyacentes, se calculó que había 600.000 personas, uno de los eventos más multitudinarios del pontificado de Francisco en proporción con el número de habitantes.
Ya desde este lunes, los habitantes de Dili y timorenses llegados desde todo el país se concentraron en este espacio natural donde también celebró una misa San Juan Pablo II en 1989, cuando Timor Oriental aún era una provincia invadida por Indonesia y que puso en el foco de atención del mundo las reivindicaciones de independencia.
La de 1989 fue una misa a la que asistieron 60.000 persones y en la que se respiraba tensión por el momento histórico. Incluso se desplegó una pancarta independentista a unos treinta metros del altar y los manifestantes fueron detenidos mientras gritaban “viva el papa” y “viva la independencia”. Un fuerte contraste con el ambiente totalmente festivo y eufórico de hoy, 35 años después, en un lugar donde se enterraban en fosas comunes a los guerrilleros y se proclamó la independencia tras 25 años de guerra y el referéndum de 1999.
Recibieron al papa en medio de una marea de paraguas amarillos y blancos (los colores del vaticano), donados por los organizadores para reguardarse del excesivo calor.
Hasta Taci Tolu llegaron no solo los habitantes de la capital, sino de todas las partes del país y también algunos peregrinos de Indonesia, de la cercana Timor Occidental y Australia, la mayoría de ellos vestidos con las camisetas conmemorativas del viaje, que también distribuyó la organización, y que se podían observar por toda la ciudad.
El papa fue recibido a su llegada con danzas tradicionales y saludó a algunos de los presentes antes de la misa, mientras que debido al calor se eligió recorrer en papamóvil la explanada para saludar a los fieles, solo después de la ceremonia.
En la homilía, en español y traducida al tetum, Francisco habló de la alegría del nacimiento de un niño y afirmó que en Timor Oriental “es maravilloso lo que pasa cuando nace un bebe” y que aquí en este país “hay muchos niños” y es “un país joven en el que en cada rincón la vida se siente palpitar y bullir”, dijo el pontífice.
“Y la presencia de tanta juventud y de tantos niños es un don inmenso, de hecho, renueva constantemente la frescura, la energía, la alegría y el entusiasmo de su pueblo”, agregó.
Explicó que: “Hacer espacio a los pequeños, acogerlos, cuidarlos, y hacernos también todos nosotros pequeños ante Dios y ante los hermanos, son precisamente las actitudes que nos abren a la acción del Señor”.
Un llamado a la protección de los menores, cuando hace unos años estalló el escándalo de los abusos cometidos por el obispo premio Nobel de la paz en 1996, Carlos Ximenez Belo. El Vaticano dio a conocer en 2022 que sancionó al prelado tras las acusaciones de abuso a menores durante los años noventa, con algunas restricciones de movimiento, el contacto con menores y le hizo exiliarse a Portugal, pero para una parte del país sigue siendo considerado un héroe nacional.
El papa continuó su homilía pidiendo a los fieles de uno de los países más pobres del mundo: “Queridos hermanos y hermanas, no tengamos miedo de hacernos pequeños ante Dios y los unos frente a los otros; de perder nuestra vida, de dar nuestro tiempo (...) para la acogida a los demás”.
El papa terminará este martes su visita a Timor Oriental con un encuentro con jóvenes para después volar a Singapur, última etapa de su gira por Asia y Oceanía.
*Con información de AP.