El papa Francisco condenó nuevamente la “locura de la guerra” y pidió que, durante el mes de mayo, los católicos recen el rosario por Ucrania, que fue invadida por las tropas rusas el pasado 24 de febrero.
“Confío a la Virgen María los sufrimientos y las lágrimas del pueblo ucraniano ante la locura de la guerra”, señaló el santo padre al final del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro y ante cerca de 20.000 peregrinos.
Del mismo modo, pidió la paz para “tantos pueblos que sufren el sinsentido de la guerra”. El pontífice también lamentó el accidente en La Habana (Cuba), donde se produjo una fuerte explosión en un hotel en el momento en que un camión cisterna suministraba gas licuado al establecimiento.
El papa Francisco pidió oraciones por las víctimas “para que Cristo las guíe a la casa del Padre” y solicitó que se ofrezca “apoyo a los familiares”.
Como consecuencia de la detonación, al menos 27 personas fallecieron, aunque esta cifra aún podría aumentar a medida que avancen las labores de descombro de la zona. Entre los fallecidos está la ciudadana española María Cristina López-Cerón Ugarte, que estaba de vacaciones en la capital cubana cuando se produjo la explosión.
Finalmente, el papa Francisco pidió, este domingo que se celebra el Día de la Madre en algunos países, recordarlas “con cariño”. “Aplaudamos a las madres, incluso a las que ya no están con nosotros aquí abajo. A todas las madres, nuestra oración”, concluyó el papa Francisco.
Civiles y combatientes en Mariúpol luchan por resistir
Con pocas provisiones y municiones, amputaciones realizadas en una clínica destartalada y cadáveres acumulados, combatientes y civiles resisten en Azovstal, la gigantesca planta siderúrgica de la ciudad ucraniana de Mariúpol, mientras Rusia endurece el control sobre el último foco de resistencia.
Se calcula que unos 200 civiles continúan atrapados en el laberinto de túneles debajo de Azovstal, junto a un puñado de unidades ucranianas decididas a resistir.
Detalles de la caótica defensa final y los esfuerzos desesperados por atender a los heridos fueron relatados por la médica militar Yevgenia Tytarenko, cuyo esposo y colegas continúan atrapados en la planta.
“Muchos soldados están en condición grave en el hospital. Están heridos y sin medicamentos. La comida y el agua se agotan”, contó Tytarenko, quien permanece en contacto con personas dentro de Azovstal.
“Voy a resistir hasta el fin”, escribió Mijailo, esposo de Tytarenko, el viernes en un mensaje de texto que ella mostró a la AFP.
Durante semanas, las fuerzas rusas han atacado la siderúrgica por tierra, aire y mar para intentar quebrar sus defensas.
Los comandantes se han despedido de sus seres queridos mientras las fuerzas rusas intensifican el asedio sobre las posiciones de los defensores sin que se vislumbre la posibilidad de que salgan, según Tytarenko.
“Los comandantes ya se han despedido de sus esposas. Uno de ellos escribió a su esposa: ‘no llores, estaremos de vuelta en casa, vivos o muertos’”, dijo Tytarenko.
Ella narró una operación compleja y caótica dentro de Azovstal, donde los soldados combaten a los rusos, al tiempo que movilizan a los civiles a otras partes de la planta, al igual que los cadáveres de las víctimas.
Sin refrigeración, los cuerpos han sido envueltos en bolsas plásticas y se descomponen, pero los combatientes están decididos a impedir que caigan en manos de las fuerzas rusas.
“En casi todas partes que van llevan los cuerpos”, narró Tytarenko. “Todos ellos merecen ser evacuados, ya sea que están vivos, heridos o muertos”, agregó.
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*Con información de Europa Press y la AFP.