El papa Francisco señaló este domingo 31 de julio que “lo único razonable” en la guerra de Ucrania sería “detenerse y negociar”, teniendo en cuenta el daño que cada día supone no solo para esa población, sino “también para el mundo entero”.
Así lo ha referido en su saludo después del rezo mariano del Ángelus este domingo, en el que, además, informó que durante los seis días de su viaje apostólico a Canadá no ha dejado de rezar por el pueblo de Ucrania, “atacado y atormentado, pidiendo a Dios que lo librara del flagelo de la guerra”.
El máximo jerarca de la Iglesia católica regresó el sábado a Roma tras su viaje apostólico a Canadá, del que dará más detalles el próximo miércoles en la audiencia general.
En su discurso anterior al Ángelus, el papa Francisco manifestó que la codicia “es una enfermedad que destruye a las personas”. En ese sentido, el pontífice explicó que “servirse de las riquezas, sí, pero servir a la riqueza, no”. Alegó que la vida “no depende de lo que se posee, depende de las buenas relaciones con Dios, con los demás y con los que tienen menos”.
Así, ha señalado que la codicia convierte en “esclavos y servidores del dinero a quienes persiguen enriquecerse siempre más” y que por culpa de ella se ha llegado “a una injusticia como nunca antes en la historia, donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco”. “Es bueno hacerse rico, pero hacerse rico con Dios”, anotó.
El papa Francisco insistió en que el “ansia de recursos y riquezas” está “casi siempre implicada” en las guerras y los conflictos”, uno de ellos, “el comercio de armas”.
El final de su intervención, el papa también se dirigió a los hermanos jesuitas, que celebran este domingo su fiesta, san Ignacio de Loyola.
“Puedo pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”
El papa Francisco reconoció que se cometió un “genocidio” contra los indígenas de Canadá al regresar este sábado a Roma de una agotadora visita de seis días a ese país, al término de la cual admitió que deberá reducir su ritmo de viajes o hacerse “a un lado”.
El pontífice argentino, al que se le vio con frecuencia agotado y en silla de ruedas por sus problemas de rodilla, hizo un balance de su viaje ante los periodistas que lo acompañaban en el vuelo de regreso a Roma.
“No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viajes que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o, por el contrario, pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, dijo Francisco, de 85 años.
“Honestamente, no es una catástrofe. Se puede cambiar de papa. Se puede cambiar. No es un problema”, añadió al hablar de sus problemas de salud. Su predecesor, Benedicto XVI, renunció en 2013, a los 85 años.
“Creo que debo limitarme un poco, con estos esfuerzos”, dijo el papa, que repitió que la puerta está “abierta” a una posible renuncia.
El pontífice confesó que consideraba su viaje a Canadá una suerte de “test” para evaluar si mantener su agenda de desplazamientos, que incluyen Kazajistán en septiembre, y si es posible Ucrania, así como República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
“Buscaré seguir haciendo viajes y estar cercano a la gente, porque creo que la cercanía es un modo de servir”, dijo.
Las declaraciones del papa Francisco alertaron a millones de católicos en todo el mundo, pues no descartó la opción de –como él mismo lo dijo– “hacerse a un lado”. De ser así, el nombramiento de un nuevo pontífice estaría próximo a llegar.
*Con información de Europa Press y la AFP.